El Madrid recibe una lección de carácter en Valladolid

El polideportivo Pisuerga es un fortín inexpugnable. En lo que va de competición, solo el Barcelona fue capaz de salir indemne ante el irreductible espíritu corporativo de los de Porfirio Fisac. El Madrid, que en las últimas fechas había pulido su capacidad competitiva en calderas como las de Siena o Belgrado, nada pudo hacer ante el rocoso conjunto pucelano que dominó el choque de principio a fin. Los de Messina, que el pasado fin de semana perdieron en Valencia, suman así su quinta derrota a domicilio en la liga ACB justo cuando su hoja de servicios en Europa adquiere más brillo con la clasificación para los cuartos de final de la Euroliga. El 21-9 con el que finalizó el primer cuarto anunció con nitidez el devenir de la mañana.

No fue el día de Tomic, que apenas aportó 6 puntos y 2 rebotes, apocado ante la fortaleza defensiva de Barnes y sobre todo de Slaughter. Los pívots estadounidenses del Blancos de Rueda convirtieron la pintura en auténticos campos de batalla donde sucumbieron los interiores madridistas. Solo Fisher aguantó el tipo, secundado en el rebote por Velickovic. Poco bagaje.

Messina tampoco encontró soluciones desde el perímetro. Tucker amaneció nublado y firmó una pésima estadística. Falló todos los tiros en juego que lanzó, con un 0 de 5 cinco en triples. Demasiado lastre para un conjunto al que solo sostenían la efervescencia de Llull y los esporádicos arreones de clase de Sergio Rodríguez.

Enfrente, un equipo donde todos buscan sentirse útiles antes que importantes. Meritorio recorrido el de los jornaleros de Fisac que, superada la decepción en la aventura copera, están demostrando que les queda espíritu y gasolina para refrendar su gran temporada. Con peores porcentajes de tiro y sin estrellas a las que encomendarse, el conjunto pucelano apretó los dientes en defensa y se convirtió en un rodillo por presión en intensidad.

Ni las reprimendas de Messina en cada uno de los tiempos muertos, ni la aparición del desdibujado Carlos Suárez, despertaron a los blancos que siempre fueron a remolque. Con un triple de Suárez el marcador se situó en un 53-51 que hizo concevir esperanzas a los madridistas. Puro espejismo. El músculo de Slaughter, el acierto de Diego García, máximo anotador del encuentro con 13 puntos junto a Sergio Rodríguez, y el brío competitivo de Van Lacke se comieron al Madrid.

ACB: Barcelona 89-66 Caja Laboral