La Fórmula 1, pendiente del príncipe de Bahréin

El patrón de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, ha dejado en manos del príncipe heredero de Barhéin la decisión sobre la celebración del primer Gran Premio de Fórmula 1 de la temporada, previsto para el próximo 13 de marzo. Las calles de Manama, la capital del país más pequeño del golfo Pérsico, con apenas un millón de habitantes, son escenario desde hace una semana de la revuelta de la comunidad chií que reclama en la calle reformas democráticas a la monarquía suní. En declaraciones a la BBC, Ecclestone ha subrayado que la persona que está en mejor situación para decidir es el príncipe Salman Bin Hamad Al Jalifa. "Él sabrá si es seguro para nosotros estar allí, así que no lo sé si la carrera se diputará o no", ha afirmado el británico.

El príncipe, hijo del rey Hamad Al Jalifa, es el comandante en jefe de las fuerzas armadas, que ayer se retiraron de la plaza de la Perla de Manama, la capital de Barhéin, el centro de las protestas ciudadanas que demandan una democratización del régimen. Hasta hoy, la revuelta se ha cobrado ocho muertos y más de 300 heridos.

El pasado viernes, Ecclestone había sido mucho más tajante en sus declaraciones. "Si las cosas siguen como están no habrá Gran Premio. Si el miércoles no se ha empezado a calmar la situación, creo que tendremos que suspenderlo", había declarado, aconsejando que nadie hiciera planes de viaje para acudir a la carrera de Bahréin. Con mucha probabilidad, la actitud aparentemente conciliadora hacia la población demostrada ayer por el príncipe Al Jalifa, hizo replantear al octogenario dirigente su actitud.

Lo que sí está claro desde hace unos días, es que el calendario no se va a modificar en el caso de que no haya Gran Premio. La carrera se anularía y se colocaría en otro momento de la temporada, previsiblemente en noviembre. El campeonato podría, pues, comenzar en 27 de marzo en Australia si la situación en Barhéin siguiera instable.