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El Caja Laboral tumba al coloso griego

Panathinaikos aplicó al duelo un ritmo de anotación muy bajo desde el trabajo defensivo

Ni rastro de inconsistencia o desajuste defensivo. El Caja Laboral sacó el orgullo y la dinamita para derrotar a todo un clásico del baloncesto como el Panathinaikos. Era una exigente prueba que los de Ivanovic superaron con nota y que les dota de un gran balón de oxígeno en la Euroliga.

El Caja Laboral salió a luchar con el orgullo que le había reclamado Ivanovic días antes y dispuesto a cerrarse bajo siete llaves defensivamente. Antes del descanso, ambos equipos milimetraron los gestos propios y los del contrario para dejar poco o nada al azar. El dúo San Emeterio-Teletovic ofreció su más contundente versión mientras la constelación de estrellas del coloso griego podía limitarse a jugar casi de memoria gracias a lo bien repartidos que tienen sus papeles. Los solistas Tsartaris, Diamantidis y Nicholas desbarataron, desde el juego interior, los más elaborados planes vitorianos hasta que un martilleo fino y constante de un brillantísimo Batista y el certero Teletovic logró rentas de hasta ocho puntos de ventajas para la escuadra vitoriana.

CAJA LABORAL, 77; PANATHINAIKOS, 70

Caja Laboral: Huertas (5), Oleson, San Emeterio (21), Teletovic (17), Barac (4) —cinco inicial—, Batista (11), Ribas (9), Logan (10), Bjelica.

Panathinaikos: Diamantidis (12), Nicholas (15), Perperoglu (2), Batiste (14), Fotsis (7) —cinco inicial—, Tepic (1), Sato (6), Tsartaris (11), Vougioukas, Calathes (2).

Árbitros: Jungebrand (FIN), Boltauzer (SLO), Latisevs (LET). Eliminado Batiste (m. 40).

9.650 espectadores en el Buesa Arena de Vitoria. En el minuto 14 se retiró lesionado el colegiado Jurgenbrand.

Los dos primeros cuartos discurrieron como en el juego del gato y el ratón, pero el Caja Laboral había tomado la iniciativa y eso le daba al menos una cierta ventaja moral sobre los polivalentes hombres de Zeljko Obradovic.

Tras el descanso, el Panathinaikos logró ponerse por delante en el marcador solo fugazmente tras el castigo infligido por Batiste a la escuadra vitoriana. Aunque el peligro siempre estuvo ahí, ante un equipo que ha sido cinco veces campeón de Europa, los vitorianos alcanzaron una ventaja de 13 puntos gracias a la abracadabrante entrada en escena de Ribas (62-49). Las remontadas griegas llegaban con aparente facilidad, pero la incapacidad de hallar resquicios en el muro defensivo vitoriano era evidente.

El alero estadounidense del Panathinaikos Mike Batiste con el balón ante Brad Oleson.
El alero estadounidense del Panathinaikos Mike Batiste con el balón ante Brad Oleson.EFE

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