La nueva Yamaha, el mismo Lorenzo

Gorra de rapero, imposición de uno de sus nuevos patrocinadores personales: Rockstar; mono azul y negro, made in Alpinestars, otra nueva adquisición del campeón del mundo de MotoGP; y una moto que luce el número uno en el frontal de su carenado. El uno lo integran dos letras: sus iniciales J y L. Y él, Jorge Lorenzo, asume los cambios como si nada. Su nueva Yamaha tiene un chasis nuevo, modificaciones electrónicas y, también, nuevo motor. Pero él abandonó el caluroso y húmedo trazado malayo a las cuatro de la tarde con el mejor tiempo de la jornada.

Claro que media hora más tarde el siempre veloz Casey Stoner le había arrebatado el primer puesto en la tabla de tiempos al aprovechar unos minutos más la pista y rodar hasta cuatro décimas más rápido. Pero Lorenzo cerró la jornada optimista. Su Yamaha ha cambiado, lo ha hecho más de lo previsto a final de la temporada pasada, pero él sigue siendo el mismo. Tan rápido como siempre.

La nueva M1 de 2011, cuya evolución dependerá en gran parte de las indicaciones del mallorquín estos días -por primera vez desde la marcha de Valentino Rossi a Ducati-, ha experimentado muchos más cambios de los que la fábrica japonesa pensó hacer tras adjudicarse la triple corona en 2010 (mejor piloto, mejor fábrica y mejor equipo).

Tras la insistencia de Lorenzo los esfuerzos se han concentrado en buscar un motor más potente. Y el que el mallorquín ha probado este martes en Sepang es un híbrido de los dos motores que ya testó el pasado noviembre, en Valencia, en el primer entrenamiento recién terminado el campeonato. "Es un poco mejor. Necesitamos más aceleración, más potencia en general y en la tracción. No he notado grandes mejoras, pero esta moto parece levantarse menos de delante, de manera que podemos darle al acelerador antes en la salida de las curvas; del mismo modo, tengo más velocidad en el paso por curva. Todavía tengo muchas cosas a las que acostumbrarme, pero esperemos dar un paso más en los próximos días y ser un poco más rápidos en el día de mañana".

Pero la Yamaha no sólo lleva un motor nuevo. El chasis también es nuevo: ha habido cambios en las medidas del mismo.Y ha habido modificaciones electrónicas. Las conclusiones al final del día era muy positivas: "Ha sido un buen comienzo. Probamos algunas cosas y parece que todo lo que probamos fue un poco mejor que el año anterior", señaló el piloto por la tarde. El responsable de su equipo, Wilco Zeelenberg, se mostró satisfecho e, incluso, soprendido por el ritmo y la velocidad del campeón, que dio muchas tandas pero pocas vueltas seguidas para evitar la fatiga tras más de dos meses sin subirse a la moto. "Hemos recibido mucha y muy buena información al final del día, así que podremos dar algunos pasos y tomar decisiones para ir avanzando en la evolución de la moto", apuntó el holandés.

Al margen de los pasos del nuevo campeón del mundo, la jornada tuvo su cara y su cruz. La cara fue Casey Stoner, otra vez el piloto más rápido de la parrilla, pese a haber cambiado de moto y subirse sólo por segunda vez en la Honda RC212V. El australiano volvió a demostrar que necesita bien poco para acostumbrarse a los cambios. Y fue más de cuatro décimas más veloz que su compañero de equipo, Dani Pedrosa -que aún se recupera de la operación en la clavícula, aunque dijo sentirse más bien de lo que pensaba-, y casi un segundo más rápido que el tercero en discordia, el también piloto del equipo oficial de Honda el italiano Andrea Dovizioso.

La cruz fue el nueve veces campeón del mundo Valentino Rossi. No pudo más que finalizar en el 12º mejor puesto del día, a lomos de su Ducati, que combina el rojo habitual con el amarillo típico del de Tavullia. El italiano dice tener muchos problemas físicos todavía con su hombro, que se operó nada más terminar la temporada, a mediados del pasado noviembre. Si bien, los malos resultados de su compañero de equipo, Nicky Hayden, que finalizó a escasas milésimas de aquél y 13º, abren grandes interrogantes sobre lo que será capaz de hacer con la moto italiana y en su estado físico. Los dos próximos días de tests en Malasia pueden despejar muchas dudas.