El Madrid se libera ante el Partizán

El Madrid logró un triunfo de los que valen por dos. En lo anímico al menos. Arrolló al Partizán, pero, más allá de eso, cuadró por fin una actuación convincente, sin fisuras, con algún error, solo faltaría, pero irreprochable desde el punto de vista de la aplicación de un plan preconcebido, una intensidad sostenida y el espectacular despliegue de talento de algunos jugadores.

El Partizán estaba para sacar la bandera blanca de rendición nada más empezar el segundo tiempo. El Madrid, por entonces, dominaba por 22 puntos con varios jugadores en vena de aciertos, desde Tucker infalible en el primer tiempo -12 puntos con uno de uno en tiros de dos, dos de dos en triples y cuatro de cuatro en tiros libres, además de tres robos del balón-, a Llull, un torbellino que llevó por la calle de la amargura al back court serbio, pasando por un Suárez que aportó rebote, defensa y puntos.

La defensa del Partizán, socavada por su inferioridad en el entrejuego, superada por las transiciones del Madrid, expresó su impotencia con un carrusel de faltas personales. Y el Madrid no perdonó desde la línea de tiros libres. Fisher falló el primero de la serie cuando el equipo blanco ya había anotado los 20 primeros sin fallo. Treinta y siete tiros libres acabó lanzando el Madrid, un récord.

Cuando los serbios intentaron protegerse de las faltas con una defensa en zona, fueron igualmente superados con facilidad a base de triples -siete de 18 anotó el Madrid- o de buenas circulaciones del balón que desembocaron en buenas posiciones de tiro.

El único aspecto que empezó dándole algún rédito al Partizán fue su superioridad en el rebote. Pero hasta esa situación logró revertir el equipo de Ettore Messina, con notable para Velickovic, que, pese a que en muchos momentos jugó de tres, acabó sumando 12 capturas. A partir de ese momento, el partido ya no tuvo color. El Madrid, que controló en la defensa a los jugadores clave del Partizán, Gist y Jawai, se lanzó.

El Madrid no bajó la guardia y cerró de manera irreprochable, siempre con Llull al mando, tanto cuando jugó de escolta como cuando lo hizo de base, dado que Messina solo dio cuatro minutos a Sergio Rodríguez. Llull cerró con excelentes números, 21 puntos y cuatro asistencias, y sobre todo con el cetro de mando de un Madrid convincente. Al menos, esta vez.