Excitación en El Sardinero
El Sporting, más agresivo, empata en el último instante ante un Racing lánguido
El partido era un reto de supervivencia para Manolo Preciado, el técnico del Sporting, y acabó convirtiéndose en un debate psicológico para Miguel Ángel Portugal, el técnico del Racing. El empate dejó clara una cosa en el conjunto asturiano: que es un equipo a muerte con su entrenador. Solo así se entiende el destajismo de un colectivo que se dejó litros y litros de sudor en El Sardinero y que tuvo que esperar al minuto 90, al último soplido, para igualar el gol que se había introducido en propia puerta el central Gregory en una desafortunada acción.
Un gol que se le indigestó a un Racing que dejó señales de vagancia mental, como confiando en la ruleta de la fortuna o en la tómbola del infortunio sportinguista. El conjunto de Preciado le robó el balón desde el primer minuto, se adueñó del campo y le metió la quinta velocidad a un encuentro pleno de sobreexcitación. El poco ánimo del Racing se extinguió cuando Gregory empujó el balón a su portería tras un libre indirecto de Francis. Quizás no se lo creía porque, salvo esa acción, la primera mitad le había dejado un disparo al poste de Iván Bolado y un agobio permanente del rival, mal finalizado por el bullicioso Barral, tan encomiable en el trabajo como poco resolutivo en el remate.
Racing 1 - Sporting 1
Racing de Santander: Toño; Francis, Torrejón, Henrique, Cisma; Kennedy (Serrano, min 70), Arcas (Christian, min 78), Lacen, Munitis; Bolado (Adrián, min 59) y Rosenberg.
Sporting de Gijón: Cuellar; Sastre, Gregory, Iván Hernández, José Ángel; Lora, Eguren (De las Cuevas, min 56), Nacho Cases, Diego Castro; David Barral y Nacho Novo (Sangoy, min 56).
Goles: 1-0, min 30. Gregory, en propia puerta. 1-1, min 91. Diego Castro.
Árbitro: Miguel Ángel Ayza Gámez (comité valenciano). Mostró cartulina amarilla a Lacen por el Racing y a José Ángel, Barral y Nacho Cases por el Sporting.
Incidencias: partido de la decimoctava jornada de la liga de Primera División disputado en los Campos de Sport de El Sardinero ante 14.658 personas.
Tanto asumió su inferioridad el Racing que en la segunda mitad dio media docena de pasos atrás y se enmadejó en su área esperando las contras que favorecía un Sporting a tumba abierta. Y la tumba se abrió en un mano a mano de Adrián con Cuéllar que el portero salvó con los pies. Y la tumba se cerró después en otra jugada calcada de Cristian resuelta de igual manera. Y en otra de Adrián por el otro costado.
La radiografía del partido era como un electrocardiograma. El Sporting, suicida, y el Racing, en el sofá. Y como los perdones se pagan el gol del Sporting llegó en el último minuto del tiempo oficial del partido, con cuatro de prolongación por disputarse. Incluso entonces, los de Preciado mantuvieron su ambición, mientras el Racing daba la sensación de asumir un resultado que le parecía un mal menor. Le faltaba al Racing un diván para explicarse las viejas preguntas: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?
Al Racing le falta una sesión de diván y al Sporting un delantero centro. Tiene tipos batalladores (Barral o Castro), pero necesita una puntera más fina para encontrar oro en el cedazo de sudor que trajina en el campo. Portugal apostó por Iván Bolado, como acompañante de Rosenberg, y el chico resultó más peligroso que el delantero noruego. El empate aplaza la crisis de ambos, pero al Sporting le supo a victoria por las penalidades que superó.
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