Negredo activa al Sevilla
El Valencia paga cara la expulsión de Topal y la lesión de César
Atascado pese a su superioridad numérica, Manzano tamborileó sobre las piezas del piano sevillista y dio con la tecla adecuada: Negredo. El delantero vallecano le proporcionó sentido, profundidad y, sobre todo, gol. Nada más pisar el césped del Pizjuán. En esa media hora final, Kanouté actuó de mediocentro y el Sevilla lo agradeció. El Valencia acusó demasiado dos infortunios consecutivos: la discutida expulsión de Topal y la lesión de César antes del descanso. Los dos se produjeron justamente cuando el cuadro de Emery se sentía liberado ya de la presión inicial del combinado local. El Valencia sigue su cuesta abajo (un punto en los últimos cuatro partidos de Liga). Y Emery, el estigma como un entrenador incapaz de superar a ninguno de los grandes.
SEVILLA 2 -VALENCIA 0
Sevilla: Javi Varas; Dabo, Alexis, Cáceres, Fernando Navarro (Escudé, m.85); Perotti (Alfaro, m.73), Renato, Romaric (Negredo, m.52), Capel; Kanouté y Luis Fabiano.
Valencia: César (Guaita, m.45); Miguel, David Navarro, Ricardo Costa, Mathieu (Jordi Alba, m.68); Joaquín (Pablo Hernández, m.81), Fernandes, Topal, Mata; Soldado y Aduriz.
Goles: 1-0. M.54: Negredo. 2-0. M.76: Alfaro.
Árbitro: Iturralde González (Comité vasco). Expulsó con roja directa al valencianista Mehmet Topal (m.24). Amonestó con tarjeta amarilla al sevillista Dabo (m.44).
Incidencias: Partidos correspondiente a la décima jornada de Liga en Primera División, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante cerca de 30.000 espectadores.
Iturralde González condicionó el partido. Corría el minuto 25 cuando Topal salió trastabillado de una entrada por detrás de Luis Fabiano. El mediocentro turco siguió corriendo unos 15 metros tras una pelota dividida con Cáceres, el central uruguayo del Sevilla. Topal levantó la planta de la bota derecha y Cáceres voló como si le acabasen de fusilar, dando tres vueltas por el césped. Topal también quedó postrado, quejándose de dolor en la pierna derecha. Iturralde ni siquiera se esperó a que el futbolista turco se levantara para enseñarle la tarjeta roja mientras yacía el jugador del Valencia. Cáceres fue atendido unos minutos por los médicos del club antes de salir disparado hasta convertirse en uno de los mejores del encuentro. Topal se disculpó por la entrada y enfiló el vestuario.
El Valencia hubo de afrontar una hora de partido con un jugador menos. Y el Sevilla se veía obligado a manifestar con contundencia esa superioridad. Pero, en un principio, no pudo: sus ataques fueron previsibles y deshilachados. Tan solo disfrutó de unos primeros 15 minutos muy intensos, encontrando a través de Perotti uno de los chollos que suele ofrecer el Valencia a sus rivales: Mathieu.
lesión de César
Tras la expulsión de Topal, Emery dejó las cosas como estaban un buen rato: ningún cambio, contento quizá de que el Sevilla apenas creara peligro en esa media hora final del primer tiempo. A pesar de que César aguantó lesionado casi 10 minutos, hasta el final del primer acto, a fin de que el joven Guaita, tercer portero del equipo, de 23 años, tuviera tiempo para prepararse.
Trabajo no le iba a faltar en la segunda parte al portero que fue zamora el curso pasado en Segunda, cedido en el Recreativo de Huelva. Manzano pensó en Negredo para cambiar la dinámica de un encuentro en el que había de todo menos fútbol. Lo hizo apenas entrar. Negredo cazó el rechace de Guaita tras el disparo desde la frontal del área del resucitado Cáceres. El central se cruzó todo el campo para aprovechar que el Valencia se había dejado a cinco jugadores en su último ataque, uno de ellos el anárquico Mathieu, en funciones de delantero centro. El balón pasó por entre las piernas de Guaita.
Manzano había oxigenado al Sevilla con la entrada de Negredo por uno de los mediocentros, Romaric, retrasando a Kanouté a la línea media. El costamarfileño, precisamente, abrió con el exterior de la bota derecha para la entrada por el ala de Dabo. El centro de este lo estampó Alfaro con un cabezazo implacable. Javi Varas salvó un tiro al muñeco de Soldado y el Valencia, agotado, ya se contentó con parar la sangría.
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