Batista toma el mando de Argentina

Argentina ya ha designado al seleccionador con el que sueña volver a ganar un Mundial de fútbol, como en México 1986. El todopoderoso y eterno presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, anunció la noche del martes el nombramiento de uno de los campeones de hace 24 años, Sergio Batista, el Checho, que había asumido el cargo en forma interina tras la eliminación de la selección de Diego Maradona en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica con un lapidario 0-4 ante Alemania.

Batista era el entrenador de los seleccionados juveniles de la 'albiceleste' y su único título como director técnico fue la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. En esa oportunidad dirigió a Lionel Messi, que allí alcanzó la mejor actuación con su país. Ni José Pekerman, ni Alfio Basile ni Maradona lograron que la estrella del Barcelona brillara tanto en la selección como Batista.

El Checho, se ha jactado de que, con él como seleccionador interino, Messi juega como en el Barça y se siente "muy feliz". Maradona reaccionó en los últimos días repitiendo una frase hiriente contra su ex compañero de México 1986 y del subcampeonato de Italia 1990: "Batista hará feliz a Messi si se disfraza de Piñón Fijo (un famoso payaso argentino)". El nuevo seleccionador prefirió no contestarle a Maradona en la conferencia de prensa que ofreció el martes. Dijo que prefería no hablar del pasado sino del futuro, que su objetivo era la final de Brasil 2014, aunque repitió que antes Argentina debía sortear la barrera de los cuartos de final, valla que no ha vuelto a saltar desde la Copa del Mundo de Italia.

Batista era un volante defensivo lento, pero de buen trato con el balón. Ahora está obsesionado con que los jugadores argentinos recuperen la buena técnica, en lugar de dedicar tantas horas a fortalecerse en el gimnasio. De 47 años, comenzó su carrera de futbolista en el mismo club porteño que Maradona, el Argentinos Juniors. Debutó en 1981, el mismo año en que el Pelusa se había marchado al Boca Juniors. Fue campeón local con el Argentinos y el River Plate. Después continuó su trayectoria en Japón, en el Tosu Futures, donde cumplía al mismo tiempo la función de jugador y entrenador. Repitió esa doble tarea en otro club porteño que en ese entonces militaba en el Nacional B (Segunda División), el All Boys, donde colgó las botas en 1999. Como director técnico su principal éxito fue el ascenso del Argentinos a la Primera División. Estaba haciendo una buena campaña con el Godoy Cruz, de Mendoza, cuando la AFA lo convocó para las selecciones juveniles en 2008. Con la excepción del éxito olímpico con el equipo sub 23, Batista no ha cosechado buenos resultados con los menores de 17 y 20 años. Como seleccionador interino de los mayores, ha dirigido tres amistosos: le ha ganado 4-1 a España y 0-1 a Irlanda y ha perdido 0-1 con Japón.

Batista cuenta con el apoyo del manager de la selección argentina, Carlos Bilardo, que fue su entrenador en 1986 y 1990. El año próximo afrontará su primer desafío: la Copa América que se celebra en su país y que Argentina no gana desde hace siete ediciones, en 1993. El próximo día 17 disputará un amistoso contra Brasil en Doha, Qatar, y para ello ha convocado a jugadores que Maradona no tuvo en cuenta en Sudáfrica: Gabriel Milito, Pablo Zabaleta, del Manchester City; Javier Zanetti, del Inter de Milán; Nicolás Pareja, del Spartak Moscú; José Sosa y Ezequiel Lavezzi, ambos del Napoli; Lucas Biglia, del Anderlecht; Nicolás Gaitán, del Benfica; Andrés D'Alessandro, del Inter de Porto Alegre, y Éver Banega.

Maradona, mientras tanto, llegó ayer a Pekín, pero no irá a cosechar medallas, como Batista, sino a recolectar dinero. Tanto para él como para causas benéficas. Durante diez días en China ofrecerá conferencias y jugará partidos. La Cruz Roja china organizó una subasta de un almuerzo con el ex astro del fútbol mundial y la ha ganado una empresa fabricante de paneles solares, Yingli, que apostó 20.000 euros. Tal vez la distancia le ayude a superar el día más triste de su vida, cuando el sábado cumplió 50 años y echó de menos como nunca antes el cargo de seleccionador.