Turquía, el precedente

La sanción impuesta por la UEFA a las federaciones de Serbia e Italia no es, sin embargo, el único precedente. Antes, la FIFA, el máximo organismo del fútbol, se vio obligada a intervenir ante la batalla campal desencadenada en el encuentro Turquía-Suiza, disputado en Estambul el 16 de noviembre de 2005, valedero para la clasificación en la repesca para el Mundial de 2006.

El partido, que acabó 4-2 para el cuadro local -insuficientes para la clasificación de los turcos al caer 2-0 previamente ante los helvéticos-, se transformó en una guerra en la que los jugadores visitantes recibieron golpes no solo por parte de sus adversarios, sino también de la hinchada y los agentes del servicio de seguridad. La peor parte se la llevó el defensa suizo Grichting, que tuvo que ser hospitalizado por un fuerte golpe en la ingle.

La FIFA, que castigó a Turquía por los incidentes con seis partidos de sanción, finalmente redujo a tres los encuentros oficiales que deberían disputar a puerta cerrada y en campo neutral tras la apelación turca. El estamento FIFA comentó lo siguiente: "Se ha considerado que las sanciones originales se puedan reexaminar después de que la Federación y los jugadores hayan pedido perdón públicamente por los hechos. La más notable, la de la Federación Turca de Fútbol, aceptó la responsabilidad de los incidentes del partido anteriormente mencionado y reconoció el daño que se había causado a la reputación del fútbol internacional. Al mismo tiempo, la Federación prometió que hará todo lo que esté en su mano para prevenir que haya incidentes similares en el futuro".

Benjamín Hugel y Emre Belözoglu, protagonistas en la batalla campal, quedaron sancionados con cuatro partidos en lugar de los seis que se les impuso a priori.