Tiger Woods, peor jugador, mejor persona
En el año más flojo de su carrera, y a punto de perder el número uno, El Tigre dice que ha aprendido mucho sobre sí mismo
Qué situación más contradictoria. Tiger Woods está quizás en el peor año de su carrera profesional. Solo le queda una oportunidad, el torneo de Shanghái en noviembre, para evitar cerrar la temporada sin ningún título oficial. Está a punto de perder el número uno del mundo, una corona que ha llevado durante casi 280 semanas consecutivas, el más largo reinado en la historia del golf, en detrimento de Lee Westwood o de Martin Kaymer. Y fuera del césped se ha divorciado tras un escándalo extramatrimonial.
Pero El Tigre dice también que, quizás, este es el año en el que más ha aprendido sobre sí mismo. Su crisis personal, su abandono temporal del golf, le llevaron a una catarsis, a mirarse en el espejo. "He aprendido mucho sobre mí mismo, y sobre las cosas que han salido mal y por qué fueron así. Tuve que mirar profundamente dentro de mí mismo. Y no había muchas cosas de las que viera que me gustaran", admitió Woods este lunes; "pero tenía que hacerlo, y lo hice".
La tarjeta de Woods este año no es digna de un número uno. Ha jugado 12 torneos y no ha ganado ninguno. Sus dos mejores notas son dos cuartos puestos, curiosamente en dos grandes, el Masters de Augusta y el Open de Estados Unidos. Ningún tercer puesto, ningún segundo, ninguna victoria. Un bajón considerable a lo que tenía acostumbrado al mundo del golf: ocho torneos ganados en 2006, siete en 2007, cuatro en 2008, seis en 2009... y de momento un rosco en 2010.
Después de tanta sombra, pese a todo, Woods ve un poquito de luz al final del túnel. Ya lo apuntó en la última jornada de la Copa Ryder, cuando destrozó en los partidos individuales a Francesco Molinari. En los 15 primeros hoyos, consiguió estar nueve bajo el par. "Mi juego está volviendo", cuenta Tiger, que este curso ha pasado por las manos de tres entrenadores.
Al calendario de Tiger este año le quedan tres citas: el torneo de Shanghái, el Masters de Australia en noviembre y el Word Challenge de diciembre, última prueba del año. Woods tiene pocas balas más para estrenar su casillero. Aunque dice que esa no es su mayor preocupación. "Ahora todo el mundo a mi alrededor está en paz. Y yo lo estoy".
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