Carballo al rescate
Ante la ausencia de Rafa Martínez, el más pequeño de la saga gimnástica lidera a España en los Mundiales
La gimnasia masculina española ha girado la última década en torno a dos nombres: Gervasio Deferr, triple medallista olímpico, y Rafa Martínez, ese chico de Móstoles que con su campeonato de Europa hizo soñar, de forma algo exagerada, con un Joaquín Blume moderno. Pero Gervi se ha retirado, aunque de vez en cuando coquetea con el regreso, y a Rafa Martínez un tonto percance doméstico le ha obligado a poner fin a la temporada. Así que, por primera vez en muchos años, España acude a unos Mundiales sin un líder claro. O con uno forzado. Porque sí, es Manuel Carballo -el pequeño de una saga gimnástica que incluye a sus hermanos Jesús, el primer campeón del mundo español y hoy directivo de la Federación, y Javier, y a su padre, también Jesús, seleccionador femenino- quien acapara los focos. Por edad, experiencia y calidad.
"Está viviendo una nueva juventud", se ríe su hermano Jesús al otro lado del teléfono. A punto de cumplir los 28 años, una edad a la que el cuerpo de los gimnastas empieza a romperse por los costurones, Manu Carballo ha decidido volver a la esencia de este deporte, a preparar los seis aparatos, algo raro en esta época de especialistas. Incluso ha vuelto el suelo, la prueba que más problemas le ha dado siempre, tras superar unas molestias en las rodillas este verano. "Es de locos. ¡A mi edad", se ríe el madrileño.
Eso sí, sigue brillando, más que en ningún otro aparato, en las paralelas, donde fue campeón de Europa en 2005 y hace solo unos meses en la prueba de la Copa del Mundo de Gante.
El ambiente en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid a pocos días de volar a Rótterdam, era optimista. "Al que mejor veo es a Manu", confiesa Rafa Martínez, que no se perdía unos Mundiales desde 2002 y verá estos por la tele; "está igual que siempre, con una diferencia: no falla".
Al margen de Carballo, el equipo español es una mezcla perfecta de veteranía y juventud. De experiencia y atrevimiento. Justo como le gusta al seleccionador, Álvaro Montesinos. Ahí está Isaac Botella, que ya sabe lo que es ser finalista en unos Mundiales, y que parece un hombre nuevo de lo delgado que está. O Iván San Miguel, un hombre de equipo desde hace años. Pero también Fabián González, la estrella que viene. Con solo 18 años, ya sabe lo que es ganar medallas fuera, aunque en competiciones menores y que su gimnasia, atrevida y muy técnica, gusta a los jueces. Completan el equipo, Sergio Muñoz, otro gimnasta completo, y Javier Gómez.
A pesar de ello será difícil llegar a la final del jueves, que mide a los ocho mejores equipos, una experiencia que España solo ha vivido en 2007. "Rafa daba muchos puntos", se lamenta Montesinos, al que lo que más le preocupa es el horario de la competición (hoy a las 11.30): "Salimos el primer día por la mañana y eso siempre perjudica". Los primeros equipos en competir sufren a unos jueces que aún están fríos y que temen ser demasiado generosos por lo que pueda venir después. La pincelada optimista la da Japón, una auténtica potencia, y Rumanía, un buen equipo, que salen al mismo tiempo que España y pueden tirar de las notas hacia arriba.
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