Freire reta a la historia

No ha sido un año fácil para Óscar Freire. Arrancó con fuerza el cántabro con un histórico triunfo en la Milán-San Remo, su tercero en la clásica italiana, que le dio alas de cara al primer tramo de la temporada. Brilló después en la Vuelta al País Vasco, donde consiguió dos triunfos de etapa que auguraban un año de memorable antes de rubricar su último contrato con Rabobank. Sin embargo, unos problemas respiratorios traicioneros interrumpieron su trayectoria y el ciclista de Torrelavega tuvo que pasar por el quirófano poco después de disputar el tríptico de las Ardenas (Amstel Gold Race, Flecha Valona y Lieja-Bastoña-Lieja).

Ausente en el Giro, el Tour le sirvió para consumir kilómetros. En la cita francesa logró dos quintos puestos y un décimo, pero poco después tuvo que volver a ser intervenido de la sinusitis polipoidea que arrastraba desde la primavera. La Vuelta tampoco fue un trago sencillo para él. "Había poco tiempo de entrenamiento y poco tiempo desde que me había operado", explica.

"Hubo mucho calor al principio, fue muy dura y lo noté mucho, porque no estaba bien. Una vez que he terminado y he descansado, he notado mucha mejoría, pero veremos el domingo si estoy a la altura de ganar otro Mundial". Y es que en el caso de conseguir un nuevo triunfo en el Mundial de Australia del próximo domingo (3:00), Freire pasaría a engrosar las páginas más gloriosas del ciclismo con cuatro cetros. "Hay posibilidades. Lo que más me preocupa es responder y los rivales".

Entre ellos, el belga Philippe Gilbert, que "seguramente atacará y será uno de los peligrosos", apunta el español. Con escaso rodaje pero "con la misma ilusión que en su primer Mundial", el cántabro cree que el trazado de Melbourne se adapta bien a sus características. "Espero que no nos pillen a la contra, que vayamos siempre controlando y que siempre haya un corredor delante", apunta. "Estoy bien de forma, he entrenado bien y el circuito se adapta también", matiza.

Para el triple campeón del mundo, este Mundial es "diferente a los demás, por esa primera parte completamente llana, que hace que no se pueda permitir una escapada de mucho tiempo. Luego está la segunda parte, en la que hay subida, pero también sigue pegando el viento y hay zonas llanas justo después de la subida y si uno se relaja, una escapada puede ir muy fácil", advierte Freire, que colgará la bicicleta en 2011 y que no descarta participar en ese año en el Mundial de Copenhague.