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El Betis no se rinde

Pasa a la siguiente ronda en los penaltis después de igualar un 2-0 a favor del Granada

No sabe uno muy bien si Pepe Mel se alegró o no, pero lo cierto es que el Betis se clasificó para la siguiente ronda de la Copa después de superar en la tanda de penaltis al Granada (4-5). Fue el exitoso colofón a un partido en el que le tocó sufrir primero para igualar luego un 2-0 adverso gracias a un juego que sigue siendo prometedor. Para desgracia del técnico, más plomo en las piernas de sus jugadores. Para jugadores y aficionados, más oportunidades de seguir disfrutando del verdadero objetivo de un equipo: competir en todos los frentes posibles.

En todos los conjuntos del mundo hay titulares y suplentes. Mucho más en un Betis de plantilla corta, con solo un delantero en sus filas y con ganas de quitarse la Copa de encima. Por eso el entrenador, Pepe Mel, puso en liza un equipo plagado de canteranos, de buenas maneras y aceptables formas, pero sin la mínima capacidad para hacerle daño al Granada.

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Saltó a la vista desde los albores del partido que había un equipo que lo ponía todo para seguir adelante en la Copa y otro, el Betis, que saltó al campo más relajado, con el miedo perdido a una eliminación que se antojaba segura si el desarrollo del choque hubiera sido similar al de los primeros quince minutos, en los que el Granada arrolló a su rival. Fue Goitia el que salvó al Betis en esos minutos.

Los goles del Granada llegaron, no obstante, como fruto de dos actos de supina inocencia. Un discutible penalti de Cañas, anotado por Dani Benítez, y una falta del propio jugador que sorprendió a la barrera y al portero del Betis, muy cándidos.

Con el 2-0 en contra, Mel puso en el campo a Emaná y Rubén Castro. Los dos jugadores le cambiaron la cara a su equipo, se fabricaron dos goles en un suspiro e igualaron un partido que tomó un claro color verdiblanco. El gol del empate del Betis resume a la perfección su valía: pase al hueco, desmarque y perfecta definición.

El Granada, asfixiado por la expulsión de Abel y el toque del Betis, respiró con la segunda roja del partido, en esta ocasión para el defensa Roversio. No se sintió tan cómodo el conjunto verdiblanco cuando se jugó diez contra diez. Llegó la prórroga, la nulidad de ideas que acompaña siempre a la falta de fuerzas y los dos equipos se condenaron a jugarse el pase en eso que el tópico del fútbol conoce como la lotería de los penaltis.

Beñat lucha por un balón ante la defensa de Dani Benítez y Abel Gómez.
Beñat lucha por un balón ante la defensa de Dani Benítez y Abel Gómez.Diario As

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