Del calor extremo a la silla de ruedas
La tenista bielorrusa de 21 años Azarenka, caída a plomo contra el suelo, primera víctima del sol en Nueva York
"Fue terrible. Me asusté. Da miedo ver a alguien jugar así". El relato es de la argentina Gisela Dulko, que a las 11 de la mañana, con 33 grados, 44% de humedad y Nueva York preparándose para el huracán que llega el viernes, salta a la pista para jugar la segunda ronda contra Victoria Azarenka. A partir del 3-1, la bielorrusa de 21 años, número 11 del mundo , una de las favoritas al título por juego y convencimiento, empieza a moverse como si estuviera borracha. "Estaba pálida", recuerda Dulko. Con 5-1 cae a plomo contra el suelo. Debe abandonar la pista en silla de ruedas, agobiada por el calor y los dolores de su cuerpo.
"Estaba calentando en el gimnasio para el partido cuando me caí mientras hacía un esprint", explica luego en un comunicado. "Me caí hacia adelante y me golpeé la cabeza y el brazo. El equipo médico comprobó mi estado antes de que saliera a la pista y acudió al partido para monitorizarme", continúa. "Me sentí peor según avanzó el partido, mareada y con dolor de cabeza. También tuve problemas de vista y me sentí débil antes de caerme. Me han llevado al hospital para hacerme algunas pruebas y me han diagnosticado con un traumatismo débil".
Mientras juega, agobiada por el calor y el golpe, Azarenka sufre. Tanto aprieta el sol que encontrar una sombra equivale a dormir con la persona amada. Así, al borde de la eliminación, "exhausto y con pánico", describe el martes el serbio Novak Djokovic sus sentimientos cada vez que se refugiaba del sol durante su partido. "Y me refiero", aclaró luego; "a que es el mejor sentimiento del mundo". Djokovic fue estirado hasta los cinco sets. El sueco Robin Soderling, también. El francés Gael Monfils, también. El chipriota Marcos Baghdatis, también (hasta ser derrotado por el francés Clement). Y así, otros tantos partidos, tanto en hombres como en mujeres, vividos en la tensión de un set decisivo: puestos frente a la situación de emergencia generada por el calor, hubo tenistas que decidieron guardar fuerzas para las siguientes mangas cuando se encontraron en desventaja.
"Hace un calor muy duro", cuenta Feliciano López, que mañana se enfrentará al francés Paire y que quizás vio al letón Gulbis perder dolorido por las ampollas y las quemaduras del sol. "Hay que hidratarse para evitar que te de bajón", avisa el toledano, uno más de los españoles que se pasea con una bebida rosa, de producción estadounidense, en las que mezclan vitaminas, hidratos y agua. "Mucho depende de cómo esté uno de fuerzas, de ganas", le continúa Tommy Robredo. "De los españoles dicen que tenemos más capacidad de sacrificio, pero no sé si es tan así, porque al final del año todos jugamos los mismos torneos. Quizás nos caracterizamos por jugar puntos más largos, porque en un partido de rallies aguantemos mejor. Hay que estar bien de cabeza, aceptar el calor y estar preparado".
Azarenka no tuvo esa oportunidad. Primero vino el golpe. Luego el calor asfixiante. Y al final, cubierta de toallas con hielos, la retirada en silla de ruedas.
Llodra despide a Berdych
Nicolás Almagro se clasificó para la segunda ronda del Abierto de Estados Unidos tras vencer por 4-6, 6-4, 6-4 y 7-6 al italiano Potito Starace. Más allá de la victoria, el murciano encontró cuatro razones para sentirse feliz: disparó 27 aces; superó el virus estomacal que tanto le había hecho temer una posible deshidratación bajo el sol neoyorquino; mantuvo vivas sus esperanzas de ingresar en el club de los diez mejores; y se citó en segunda ronda con Guillermo García López, que también ganó su partido contra el polaco Kubot (6-3, 6-2 y 7-6). No fueron los únicos españoles victoriosos: tras la derrota de Rubén Ramírez Hidalgo (6-4, 7-6 y 7-5 contra el jamaicano Brown), Marcel Granollers remontó al italiano Seppi (2-6, 5-7, 6-3, 6-2 y 6-3).
Mientras Alex Corretja le observaba desde el banquillo, el británico Andy Murray pasó sin apuros por su debut en el Abierto de Estados Unidos: se deshizo del eslovaco Lacko por 6-3, 6-2 y 6-2. No fue, por tanto, esa la sorpresa de la jornada. Ésa estaba reservada para el francés Llodra, verdugo de España en la Copa Davis, que derribó 7-5, 6-4 y 6-4 al checo Tomas Berdych, el número siete, semifinalista en Roland Garros y finalista en Wimbledon.
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