500 dólares y mucha miel

"Era la ocasión del siglo", aseguró nada más acabar el partido José de la Paz, "Chelato" (Soledad; 1940), seleccionador de Honduras. Y la aprovecharon. En su primer partido en un Mundial, en España 1982, le arrancaron a la selección anfitriona un 1-1 que les hizo ser recibidos en su país como héroes, pese a que acabaron últimos de grupo. Poco tienen que ver las precarias condiciones de aquel equipo con las comodidades de las que disfruta el combinado en Sudáfrica. Sin embargo, la prensa hondureña sigue considerando un "milagro" pasar a la siguiente fase.

El fútbol ha cambiado mucho en estos años. Los jugadores de aquella Honduras aún recuerdan cómo tenían que atravesar veredas corriendo para llegar de su lugar de concentración al terreno de prácticas. Ahora van en confortables autobuses, protegidos por las fuerzas de seguridad.

La alimentación también ha cambiado. Los dietistas y las comidas calculadas caloría a caloría y completadas con vitaminas eran algo desconocido para la Honduras de 1982. En el Mundial de España, Chelato recurrió a los remedios de la abuela, y les dio a sus futbolistas miel y dulces para que tuvieran energía durante los partidos.

En Sudáfrica la selección descansa en hoteles de primera, tiene permitido el acceso a redes sociales como Facebook y Twitter -que otros combinados han prohibido- y por las noches juega al póquer para relajarse. En Valle de Ángeles, la localidad hondureña donde se prepararon para el Mundial hace 28 años, apenas dispusieron de "camas sencillas con delgados colchones", según relata el diario Tribuna .

Los jugadores de aquel equipo recibieron el equivalente a 10 euros diarios en dietas. Además, tenían una prima de 400 euros por empate y de 800 por victoria. En Sudáfrica, cada uno de los jugadores se embolsa unos 1.300 euros por cada día que pasa en el torneo. Por clasificarse para el Mundial el combinado ha recibido más de un millón de euros de la FIFA.