Emaná para lo bueno y para lo malo
El delantero camerunés del Betis destaca tanto por sus goles como por ser lenguaraz
Achille Emaná (Yaondé, Camerún; 1982) se caracteriza por dos cosas: goles y declaraciones explosivas. Tras la derrota de su selección contra Japón en el estreno del Mundial, ha criticado a su entrenador, el francés Paul Le Guen, tanto por alinear a los jóvenes como por ponerle en una posición que no es la suya. No es la primera polémica que protagoniza este año.
Se crió, futbolísticamente, en la cantera del Valencia, aunque inició su carrera de profesional en el Toulouse francés. A las orillas del río Garona disputó 239 partidos y marcó 28 goles entre 2001 y 2008, con una media de 34 encuentros por temporada. En 2008 fichó por el Betis y explotó como goleador, con 11 tantos en 35 partidos. Emaná es un jugador polivalente. Además de un peligro para la portería rival, es un incordio para los defensas por su movilidad. Y trabaja muy bien en la recuperación del balón. Este fue el encargo que le hizo Le Guen en el primer encuentro del Mundial y que ha provocado el enfado de su pupilo.
Los desplantes dialécticos del camerunés los conocen bien en Heliópolis. En los últimos 12 meses, se ha enfrentado al club, a su entrenador y a su afición, a pesar de lo cual ha acabado siendo un ídolo. Cuando en junio de 2009 el Betis bajó a Segunda División, Emaná pidió irse, pero Manuel Ruiz de Lopera, máximo accionista del club, no aceptó ninguna de las ofertas que llegaron por él. Volvió tarde y a regañadientes de sus vacaciones y empezó la temporada en el banquillo. En los primeros partidos de la Liga, la afición le pitó y su entrenador, Antonio Tapia, criticó su mal estado de forma. Emaná no encajó muy bien el toque de atención. Pero se reconcilió con la afición y el entrenador en el partido aplazado contra el Villareal B. Emaná metió dos de los cuatro goles de su equipo. Tras este punto de inflexión, se convirtió en un fijo en el once del Betis. Lo que no impidió que criticara la actitud de la afición y del equipo al empatar a uno contra las Palmas.
Al final de temporada, ha dado muestras de su compromiso con el proyecto verdiblanco. Hasta el punto de que pidió a la federación camerunesa que le permitiera retrasar su incorporación a la concentración mundialista. Aunque no tenía asegurado estar entre los 23 leones indomables definitivos, quería ayudar a su equipo a conseguir el ascenso. No solo obtuvo la autorización, sino que metió el gol que dio la victoria al Betis contra la Real Sociedad, líder de Segunda División. Se fue con Camerún dejando al su equipo en puestos de ascenso y diciendo que el año que viene le gustaría seguir en Sevilla.
Con su selección ha sido una pieza importante en la fase de clasificación, ha jugado todos los partidos menos dos y ha metido tres goles. También empezó en el banquillo y acabó de titular. Contra Dinamarca seguramente no saldrá de inicio. Le Guen, como Tapia en septiembre, a lo mejor tiene que recurrir al 10 y pasar por alto su habitual verborrea, ya que Camerún necesita ganar.
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