Higuaín rompe la maldición del 9

Higuaín ha roto la maldición. Suyos fueron los tantos, tres, ante Corea del Sur que finiquitaron una racha inédita en la historia de los Mundiales: 18 partidos y 30 goles han sido necesarios para que un jugador con el '9' a la espalda, dorsal íntimamente ligado al gol, anotase un tanto en Sudáfrica. Antes, auténticos depredadores del área como Eto'o, Suárez, Torres o Luis Fabiano se estrellaron una y otra vez contra la portería rival, sin suerte.

"Soy consciente de la responsabilidad que supone ser el nueve de la selección de Brasil". Luis Fabiano, actual ariete de la canarinha y poseedor del dorsal que encumbró a grandes goleadores como Zico, Pelé, Romario o Ronaldo, sabe lo que representa tal condición: "Es algo crucial en mi vida". En el argot futbolístico, el nueve lo visten los jugadores con mejor definición, aquellos convertidos en las referencias ofensivas de sus equipos. Suena casi profano portarlo de no ser así. En un mundial marcado por su bajos registros goleadores, de los 38 goles anotados al término de la jornada del jueves, 15 lo hicieron delanteros, 13 los medio centros, ocho los defensas y dos en propia puerta. De ellos, solo tres procedieron de un nueve, los del Pipita Higuaín, quien se ha convertido en el tercer argentino que logra un triplete en la historia de los mundiales, tras Stábile (1930) y Batistuta (1994).

La sequía ofensiva de los nueves contrasta, sin embargo, con la puntería de otros goleadores como Forlán (autor de un doblete), Klose (que amenaza el record de goles en la historia de los mundiales, con 11), Kuyt o Podolski. Otros, como Cristiano Ronaldo, Rooney, Drogba, Messi y Villa, esperan entrar pronto en escena. Pese a no ser portadores del mítico dorsal.