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Entrevista:

"Me preocupan la ética y la estética"

Ex vicepresidente del Barça, Marc Ingla (Barcelona, 1966) aspira a alcanzar el día 13 de junio la presidencia a partir de un buen equipo. Marca distancias con Jaume Ferrer, rivaliza con Sandro Rosell y sería menos personalista que Joan Laporta. Més Barça que mai propone, además de no cobrar a los socios en paro, globalizar La Masia y doblar el presupuesto del club (400 millones de euros) en medio año.

Pregunta. ¿Aún lleva tirantes?

Respuesta. [Se abre la americana]. Ya ve que no. Los tengo colocados en unos pantalones y hoy no me los he puesto. Pero volverán pronto.

P. La imagen de los candidatos es un aspecto importante para ganar unas elecciones. Usted transmite seguridad, rigor, lucidez, por una parte, y por otra, distanciamiento y puede que hasta un punto de cinismo. ¿No cree?

R. Soy ingeniero, muy trabajador, y espero transmitir rigor, seguridad y solvencia. Tenemos el mejor equipo para el mejor proyecto, de continuidad, pero también de reforma, convencidos de que hay cosas por mejorar. Siempre procuro dar una imagen de discreción y solvencia, y mi trayectoria en el Barça así lo justifica.

P. ¿Por qué cree que la mayoría de los presidentes de club son personajes populistas?

R. La silla, en sí misma, es carismática y también populista. Si uno, por su carácter, aún quiere subrayar más tales aspectos y sobreutilizar el cargo, se convierte en supermegapopulista. Nuestro propósito es hacer un gobierno de club sensato, nada histriónico, intentando que todos los socios se sientan muy representados por su presidente y por la junta.

P. ¿El cuerpo a cuerpo que busca con Rosell es una estrategia de campaña o ha surgido por azar?

R. Totalmente por azar y como consecuencia de una pregunta del señor Cuní en un programa de TV-3. Yo sólo he dicho lo que he podido leer, como puede leer cualquiera: que Rosell está presuntamente implicado en un caso judicial, en Brasil, por temas de corrupción y fraude relacionado con negocios de fútbol. Solo dije lo que todos hemos leído. Cuando se me hace una pregunta muy contextualizada, le respondo con ese mismo nivel de contextualización. Si el estilo de Rosell es ir poniendo demandas, pues allá él.

P. Y a los que denuncian que este dossier ha salido de su candidatura, ¿qué les diría?

R. Que es totalmente falso. Son documentos oficiales y publicados en el medio de comunicación mayor y más leído: Google.

P. Los cuatro vicepresidentes que salen en su programa son los que llevaron a cabo la gestión del club en 2003 mientras Joan Laporta ponía la cara. ¿Es simplificar demasiado la situación?

R. Probablemente sí. La foto de 2003 era de un equipo de gente de distintas procedencias, pero básicamente era el presidente Laporta y cinco vicepresidentes. De ese equipo, Laporta terminará su mandato y será reconocido como el presidente del renacimiento del Barça, mientras que Rosell será el vicepresidente que se enfrentó a todo el mundo desde el primer momento: a Rijkaard, a Begiristain, a Cruyff, a todo lo que se movía dentro del club, a pesar del esfuerzo titánico que estábamos haciendo para enderezarlo. Fue un acto continuo de irresponsabilidad y desde entonces ha vivido en esa oposición continua, tanto pública como privadamente. Ahora nos hemos reunido cuatro de esos cinco vicepresidentes, los cuatro que nos dedicamos a levantar el club mientras otros ponían palos en las ruedas.

P. Algunos analistas creen que la suya es una candidatura de tecnócratas, gente seria, competente, pero que en cambio les faltaría liderazgo. Igual que en 2003.

R. Esos adjetivos son positivos. Conectaremos con los socios y con las peñas. Ha sido un lujo estar en la cocina del Barça, haber estado implicado en los proyectos y las decisiones de más responsabilidad del club y haber liderado el grupo en estas decisiones. Y ahora para mí es un pequeño redescubrimiento ir a las peñas, hacer calle; es otra manera de vivir el pulso del club. Mis compañeros me han elegido como capitán y llevo con orgullo y a gusto el brazalete que me han dado y que me he ganado a pulso. Ahora hay que ejercer y los capitanes ejercen su liderazgo de muchas maneras.

P. El problema es que usted tenga que poner un megáfono, explicar en voz alta un trabajo que hizo de forma anónima: el despido de Ronaldinho y Rijkaard, la contratación de Guardiola..., asuntos de los que se apropian todos.

R. Puede que se deba a mi estilo, más bien discreto. Cuando uno es vicepresidente debe asumir que tiene que hacer buenas contribuciones y, además, hacerlo de forma discreta y estética. Siempre me preocuparon mucho la ética y la estética de las cosas. Ahora es el momento de explicarlo. Es verdad que a finales de 2007 Laporta y la junta me pidieron que arreglara el fútbol. Y así lo hice, con mi estilo, con rigor, reflexión y firmeza en las decisiones.

P. También se reunió con José Mourinho. ¿Por qué hablar de Mourinho es mentar al diablo?

R. La idea original de que Guardiola fuera el entrenador del primer equipo fue de Begiristain, y la expresó en Lyon, en noviembre de 2007. Yo le dije que llevaba 15 partidos en Tercera División, que me parecía fantástico que fuera la primera opción, pero que había que venderlo bien. Teníamos que madurar la decisión y evaluar modelos de entrenador alternativos. Y dentro de estos nombres, pero dentro del mismo patrón, coincidían Ernesto Valverde y Laurent Blanc. Pero siempre con Pep como primera opción. Lo que pasó es que ese enero, Rijkaard estaba un poco débil, y Mourinho y su agente, Jorge Mendes, nos presionaron para que les conociéramos. Era una cortesía corresponderles. No fue mi propuesta, fue de la secretaría técnica. Nunca he sido intervencionista en temas técnicos, lo único que hacía era realizar preguntas y ejecutar lo que creía que en ese momento tenía sentido económicamente. Al día siguiente de conocer a Mourinho, le dije al presidente que no era aconsejable para el club fichar a alguien con el perfil de Mourinho; tengo por testigo a Evarist Murtra de esa reunión.

P. ¿Era perjudicial desde el punto de vista de la mercadotecnia unir la marca Barça con la marca Mourinho en lugar de reforzarla con la marca Guardiola?

R. La tesis de la secretaría técnica fue que, técnicamente, Mourinho podía hacer que el equipo se desplegara en un 4-3-3 porque lo ha hecho en el Chelsea y en el Inter, y que, dada su insistencia, tenía sentido conocerlo. En este caso, el problema es que el entrenador también es la imagen del Barça, y había aspectos formales y de educación, cómo gestionar los medios de comunicación y generar incendios continuamente, que no encajaban. Puede que en Madrid tengan la piel más gruesa, pero con el Barça no puede ser. Porque el entrenador del Barça tiene que dar ejemplo de exigencia, de trabajo, de educación y de fair play . Y no hay más, creo que no hubo ni discusión del consejo. Estuve encantado de ofrecerle a la junta los distintos matices y los distintos entrenadores. Quien defendió a Guardiola ante la junta fui yo con la complicidad del presidente.

P. Ahora ya no está Beckham como en 2003. ¿Cuál es el truco para ganar las elecciones?

R. No hay trucos. No queremos ser intervencionistas con el fútbol y lo hemos demostrado. Hemos tenido acercamientos de jugadores de primer nivel y he pasado todos los contactos a la secretaría técnica. El Barça es el imán de todo el talento mundial, todos los jugadores quieren jugar en el Barça. Y por tanto no hay ningún candidato que pueda decir que tiene a un jugador en exclusiva porque el Barça es mil veces más potente que cualquier precandidato. Pero también los hay que dicen que Pep y Txiki lo decidirán todo y a ver quién se los cree. Lo primero que haría el aparente favorito [Rosell] sería cargarse a Txiki. Eso sí, en baloncesto sí se atreve a decir que tiene a Rudy Fernández. ¿Qué pasa, que los del baloncesto son más débiles y puede imponer su criterio técnico?

P. Uno de los aspectos que decidieron las elecciones de 2003 fue la necesidad de un cambio radical frente al proyecto calificado de lampedusiano de Lluís Bassat. ¿Ahora se trata de ser lampedusianos en lugar de radicales?

R. Ahora se trata de hacer una continuidad con garantías, pero con ciertos elementos de reforma. Hay que continuar lo que se está haciendo bien, pero hay que buscar nuevas fronteras del barcelonismo. Lo que emociona a nuestro grupo es consolidar el Barça como mejor club del siglo XXI.

P. Hasta ahora se hablaba de un escenario convergente y puede que con su candidatura haya cambiado. Aunque se autocalificó como Inglapendiente , se le relaciona con las corrientes socialistas.

R. Tengo vínculos familiares con personas que están muy marcadas en este partido que comenta, pero nuestras señas de identidad están muy claras: somos catalanistas, liberales e independientes de poderes políticos, mediáticos, fácticos y empresariales.

P. Si se encuentra a un socio por la calle, ¿cómo le convencerá de que la suya es la mejor opción?

R. Le diría que tenemos un equipazo en la junta y que ofrecemos la garantía de que las cosas que funcionan se seguirán haciendo igual, y en los aspectos que no funcionan seremos reformadores, sobre todo en la vertiente económica, social e institucional.

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