Verdasco se despide ante Melzer

Fernando Verdasco lleva una sudadera negra puesta, la capucha echada sobre la cabeza. Es extraño. Verdasco está jugando contra el austríaco Jurgen Melzer los octavos de final del Abierto de Madrid . Verdasco está perdiendo 7-5 con el techo echado por la lluvia y un puñado de bolas de set a favor perdidas por el camino. Verdasco tiene la capucha puesta, la pierna derecha sobre una silla y el tobillo de esa pierna en manos del esparadrapo y el masajista. Dicen los tenistas que Madrid, un club cuyas tres centrales no se utilizan a lo largo del año, tiene pistas peligrosas: entre hombres (8) y mujeres (3) se han retirado 11 jugadores cuando todavía no se ha llegado a los cuartos. Verdasco siguió hasta el final, duro como el pedernal, pero desde que se trató el tobillo sufrió todo el partido: 7-5 y 6-3 tras recuperar un break de desventaja en la segunda manga y volver a cederlo.

El madrileño, número nueve del mundo, sólo aprovechó tres de las 12 bolas de break de las que dispuso. Tras un mes excepcional sobre arcilla, Madrid, el torneo de su ciudad, le despide por la puerta chica. Un borrón en la cuenta de resultados. Pesan más todavía su final en Montecarlo, su título en Barcelona y sus semifinales en Roma. El número nueve ya conoce el lugar, la fecha y la hora del torneo que le pondrá la nota definitiva a su gira sobre tierra: Roland Garros comienza el 23 de mayo.