"Fue un sacrificio enorme de todos"
El delantero uruguayo, Diego Forlán, celebra la unión del grupo de Quique como la clave del título
Para cuando Nicola Rizzoli, el árbitro, pitó el final del tiempo reglamentario y mandó el partido a la prórroga, el Atlético ya había vivido un episodio más de la larga lista de empates que le habían llevado hasta el partido decisivo. El equipo de Quique Sánchez Flores se presentó en Hamburgo como el primer conjunto que alcanzaba una final continental en los últimos 32 años habiendo ganado tan sólo dos partidos. Igualó el Atlético< cinco veces en su camino, y luego, antes del tanto definitivo de Forlán, ya en la final de Hamburgo, volvió a empatar con el Fulham (1-1 antes de la prórroga). Seis empates le valieron al conjunto madrileño para ganar el título.
"Este partido merecíamos ganarlo", dijo el goleador uruguayo; "Es un sacrificio enorme de todos... ahora, a disfrutarlo, a descansar y a pensar en la otra (la final de la Copa del Rey)", continuó. ¿Y el gentío que se reunía en la madrileña plaza de Neptuno?, le preguntaron. "¡Que disfruten y no hagan mucho lío!", se rió. "Esto es de ellos", dijo Perea. "Nosotros ponemos el esfuerzo, pero ellos son los que sufren.
"Admiro el trabajo de mis jugadores, es muy difícil cómo le han dado la vuelta a la temporada", analizó Quique antes de ser manteado. "Está siendo muy dura. No es fácil que se nos vuelva a repetir esta oportunidad que nos brinda la historia. Trabajamos para generar felicidad... y cuando lo consigues eres muy feliz".
La afición peregrinó hasta Hamburgo sorteando la amenaza de la nube de cenizas volcánicas. En el palco estuvieron el príncipe Felipe y el ministro Miguel Sebastián, celebrando los goles como cualquier atlético, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. No pudo llegar el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, atrapado en Barajas. La sede de la final tenía tintes premonitorios: de boca a oreja se transmitieron los seguidores del Atlético que la única victoria europea de su equipo se produjo en Stuttgart, en 1962, también en suelo alemán. Además, el Fulham, un equipo tan viejo como su deporte, jamás había ganado un título internacional. El Atlético tenía dos. Hasta ayer: dos goles de Forlán sumaron el tercer título.
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