Ibra se pierde en San Siro
El sueco jugó 61 minutos, no sirvió de apoyo a Messi, no remató a gol y perdió ocho balones
Pep Guardiola sabía que el equipo encaraba ayer el partido de ida de la semifinal de la 'Champions' cogido con pinzas, roto por el esfuerzo acumulado antes que por el viaje en autocar, pero le quedaba una carta, una esperanza que ayudara a dar aire al equipo en el ir y venir del partido: Ibrahimovic salía de una lesión, no se había fajado en el Bernabéu y combatió lo justo en la batalla de Cornellà. Además, volvía a la que fue su casa durante las últimas tres temporadas. "Ibrahimovic, pezzo di merda", le cantó la curva de los ultraboys nada más verle asomar; también le pitó con rabia cuando su nombre se anunció por megafonía.
Del sueco se encargaron después Lucio y Samuel, con los que se atizó de lo lindo durante los minutos que jugó. Tanto, que, llegado el 20, tuvo que intervenir el árbitro para llamarle la atención a él y al defensa argentino. Resultó que le buscó el Barcelona, como solución para saltarse rápidamente las líneas de presión del Inter, pero nunca le encontró. Ibrahimovic se perdió en San Siro y con él su equipo.
Ibra ni remató a puerta, ni generó ocasiones ni sirvió de apoyo a Messi. Su aportación al partido: cero remates, sólo un intento de regate, dos fueras de juego, ocho balones perdidos y ninguno recuperado, dos faltas cometidas y una recibida. Apenas hizo una acción buena, salvo cuando logró darse la vuelta y mandó un pase en profundidad a Pedro, del que el canario no sacó tajada. Le sentó mal volver a su ex casa al espigado delantero azulgrana, todo lo contrario que a Maxwell, una sorpresa en el juego del Barça, club al que llegó por sorpresa.
"A mí me da igual", le dijo Guardiola a Txiki Begiristain cuando el director deportivo llamó a la puerta de su despacho para ofrecerle laterales que pudieran ocupar la baja de Sylvinho. Al final, al Camp Nou llegó Maxwell Scherrer Cabelino Andrade (Brasil, 1981) porque César Augusto Lendoiro, el presidente del Deportivo, no cedió en el precio de Luis Filipe. Maxwell llegaba de parche para vivir a la sombra de Abidal. Le costó entrar en el equipo porque el francés comenzó a un nivel tan espectacular que Guardiola le señaló como el mejor, pero se lesionó. Al brasileño le tocó dar un paso adelante y lo dio.
Como lo hizo ayer la primera vez que los jugadores del Barcelona dieron más de cuatro pases seguidos, Xavi encontró a Maxwell pegado a la banda y el lateral se metió hasta la cocina. Buscó a Ibra, pero no le encontró. Así que, después de despedirse de Cambiasso, se deshizo de Lucio y sirvió el balón atrás para la llegada de Pedro. Maxwell empezó de defensa y terminó de extremo, cuando Abidal reemplazó a Ibrahimovic.
Pedro hizo justo lo que se esperaba de Ibrahimovic, esto es, decidir ante la puerta. Con el de ayer, ya le ha metido dos goles al Inter en los dos partidos que ha disputado contra el equipo de Mourinho este curso. Todo lo contrario que Ibra, que ha jugado tres partidos y todavía es hora de que aparezca. Tras el vendaval del Inter, puede que el gol tenga su importancia o puede que no. Pero resulta que un chaval de la cantera lleva ya más goles que el fichaje más caro de la historia del Barça. A Ibra las lesiones le han cortado el ritmo sistemáticamente desde el día que llegó a Barcelona procedente de Milán, adonde volvió anoche para perderse.
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