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Lágrimas sobre el hielo

La canadiense Rochette pasa en tercer lugar a la final del patinaje artístico dos días después de morir su madre y la española Lafuente entra con apuros

Los Juegos de Vancouver han tenido problemas de organización y meteorológicos. Aún queda por saber si tendrán incluso un pozo económico. Pero es indudable que los preside la emoción y que pasarán a la historia con muchos matices de sentimiento. Desde la alegría a la tragedia. Anoche se unieron ambas en el Coliseo del Pacífico durante el programa corto de la final femenina que cerrará el patinaje artístico. La canadiense Joannie Rochette acabó tercera con el mérito de haber patinado dos días después de la muerte de su madre.

La española Sonia Lafuente pasó con apuros al programa libre, pero mejoró su nivel, aunque lejísimos de la impresionante campeona mundial surcoreana Kim Yu-Na, la favorita superlativa, que incluso batió el récord de puntuación. Patinó con música de James Bond, una auténtica agente de efectos especiales., empezando por un doble triple que sólo realiza ella.

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Kim se fue a unos siderales 78,50, a los que sólo se pudieron acercar algo la mejor japonesa, Mao Asada, 73,78, y la canadiense Joan Rochette, la subcampeona del mundo, que consiguió unos emocionantes 71,36. Entre las tres se deben repartir las medallas, pues dejaron a siete apuntos a la otra japonesa, Miki Ando, y la campeona estadounidense, Rachel Flatt.

Pero la teórica medalla de bronce que puede conseguir Rochette tendrá un valor mucho más especial. El del coraje tras haber patinado tan bien pese al duro trance que aún sufre. Con emoción contenida y con La Cumparsita como música de fondo, hizo dos triples, uno menos que los tres totales de Kim, pero estuvo mágnífica. Y cuando terminó no pudo contener las lágrimas, mientras su padre lloraba también en las gradas. Y quizá medio país. "Lo he hecho por ti, mamá", dijo a la cámara en su francés de Quebec.

Fue un final del día estimulante para Canadá, que arrolló a Alemania, 8-2, en el partido que debió jugar como "castigo" por perder ante Estados Unidos para pasar a cuartos de final. En ellos va a tener el peor trance al encontrarse con Rusia, lo que para muchos era una de las finales posibles y se ha anticipado. Los otros cuartos serán: Estados Unidos-Suiza, Finlandia-República Checa (otro de los grandes, pero venido a menos porque pasó enormes apuros para vencer sólo en la prórroga a Letonia) y Suecia-Eslovaquia.

Tango

Sonia Lafuente, que actuó la primera, sin referencias, con música de tango de Astor Piazolla, logró meterse en el programa libre final en el puesto 22º de los 24 elegidos. Está en el camino de mejorar los puestos de Marta Andrade, la única referencia femenina anterior, 20ª en Lillehammer 94 y 22ª en Nagano 98.

La canaria que se entrena en Majadahonda falló en varios saltos, pero sacó adelante su ejercicio. Lo tenía mucho más difícil que Javier Fernández, porque había sido 17ª en los pasados Europeos y la oleada asiática y norteamericana podía dejarla fácilmente fuera de la final. Hasta 10 la superaron. Pero tuvo el acierto justo para hacer mejor ejercicio que tres superiores a ella en Tallinn: la británica McCorkell (29ª), la eslovaca Reitmayerova (28ª), ayer eliminadas, y la alemana Hecken, que pasó detrás de ella, como 23ª. Y contó con la fortuna de que no participaron otras tres, la italiana Marchei, la sueca Helgesson y la rusa Gozeva. Subió así seis puestos.

Realmente es como si hubiera quedado novena europea, continente bien lejano actualmente de la élite. Buena prueba de ello fue que la mejor, la campeona de Europa, la italiana Carolina Kostner sólo pudo ser séptima del programa corto delante de la rusa Alena Leonova, otro puesto bien lejano a los tiempos gloriosos de la escuela soviética.

Rusia, al menos, se levantó algo más en el medallero en el que luchan en la cabeza codo con codo Estados Unidos y Alemania, tras ganar los relevos femeninos del biatlón, la combinación de esquí de fondo y tiro. Pero la sombra del dopaje, aunque no haya habido positivos hasta ahora, volvió a planear por el circuito. Su cadena de últimos casos levantan cualquier tipo de sospechas.

Joannie Rochette, desconsolada.
Joannie Rochette, desconsolada.AP

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