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BALONCESTO | COPA DEL REY

El Madrid no tiene piedad

El equipo de Messina arrolla con una actuación redonda al Caja Laboral, que echó mucho de menos a Splitter, lesionado

Con menos apuros de los previstos, el Madrid está en la final . Su dominio fue incuestionable a partir de la mitad del segundo cuarto, donde construyó una ventaja que le dio la confianza suficiente para resistir los diferentes embates del Caja Laboral, mucho más voluntariosos que acertados, y terminar endosándoles una buena tunda. A diferencia del día anterior, la ausencia de Splitter tuvo un peso crucial, sobre todo ante el mal día de todos los tiradores vitorianos. Al Madrid en cambio, le salieron las cuentas. Anuló a San Emeterio y Teletovic, protegió el balón mucho mejor que sus rivales y siempre encontró gente que alimentase el marcador. Después de las penurias de las últimas actuaciones, en esta ocasión los blancos cuajaron una actuación redonda y convincente, más acorde con lo prometido viendo la composición de su plantilla.

Caja Laboral 50 - Real Madrid 78

Caja Laboral: Singletary (-), San Emeterio (10), Teletovic (6), English (5) y Barac (7) -cinco inicial-; Oleson (4), Eliyahu (10), Huertas (2), Herrmann (-).

Real Madrid: Prigioni (2), Lavrinovic (21), Garbajosa (5) , Kaukenas (15), Jaric (1) -cinco inicial- Bullock (-), Llull (8), Reyes (8), Hansen (8), Velickovic (10), Vidal (-).

Parciales: 18-17, 9-23, 6-18, 7-20.

Árbitros: Arteaga, Martín Bertrán y Conde. Sin eliminados

Pabellón: Bizkaia Arena. 14.403 espectadores.

Los dos equipos salieron con una idea clara. El que quisiese meter una canasta, lo iba a tener que sudar, por lo que se emplearon con cuerpo y alma en una labor destructiva que tuvo mucho más éxito que cuando tocaba buscar los puntos propios. En estos inicios, sólo Kaukenas encontró la manera de anotar, mientras que otros como Jaric parecían haber agotado su acierto en los cuartos de final. Además, el yugoslavo no podía de inicio con San Emeterio, causante junto a Barac de la estabilización de la pelea, término belicoso que mejor se adaptaba a lo que estaba sucediendo en la cancha (18-17).

A partir de ese momento, el encuentro entró en fase de indefinición, a la espera de que alguno de los dos equipos encontrase el camino. El Madrid fue más rápido. Lavrinovic, a base de insistir (0 de 7 en tiros de dos puntos en el primer tiempo) terminó metiendo dos triples consecutivos que desatascaron la hasta entonces ofuscación ofensiva blanca. Velickovic dejó dos detalles de su enorme clase y remató Hansen con otros dos triples (27-38, a un minuto del descanso).

La explosión anotadora madridista no encontró respuesta en el Caja Laboral, no sólo por el desacierto en el lanzamientos, sino también porque hasta en siete ocasiones durante el segundo cuarto, regalaron la pelota, con Barac especialmente desafortunado. En esos instantes se echó de menos más que nunca a Splitter. El brasileño ofrece siempre una buena salida para momentos de falta de fluidez ofensiva, convirtiéndose en vértice, oxigenador y anotador. En su ausencia y con los problemas de habilidad de Barac, el Caja Laboral no tenía otro recurso que constantes movimientos de balón exteriores, y ahí el Madrid le supo controlar perfectamente.

Quedaba medio partido, pero el rumbo iniciado por Lavrinovic no iba a cambiar ya. El Madrid había encontrado la forma de hacer daño y se empleó en ello aprovechándose de los jugadores más acertados. Si el viernes fueron Llull y Jaric, esta vez les tocó a Lavrinovic y Kaukenas, con la ayuda que siempre supone Velickovic. A medida que avanzaba el segundo tiempo, el Madrid fue creciendo a la misma velocidad que el Caja Laboral sufría cada vez más. Tratándose de dos equipos que en los últimos años se han convertido en enemigos irreconciliables, no se podía esperar mucha piedad, por lo que el Madrid no terminó de apretar las clavijas defensivas cuando ya no había debate posible (43-58, fin del tercer cuarto) y se fue a buscar la mayor diferencia posible.

La Copa ya tiene su gran final. El Barça parte con el favor que le da su casi inmaculada trayectoria, pero la versión mostrada por el Madrid ante el Baskonia promete grandes emociones.

Bullock penetra con el balón controlado ante la defensa de Oleson.
Bullock penetra con el balón controlado ante la defensa de Oleson.EFE

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