César hace justicia al Valencia
Una parada del meta salva al final a los de Emery ante el Sporting
El Valencia se marchó de Gijón sin saber muy bien si maldecir su suerte o celebrar el punto . Bordeó el desastre en un comienzo de partido frenético, dominó después el partido con puño de hierro y estuvo a punto de quedarse sin nada en el último suspiro, cuando Bilic corrió en solitario al encuentro de César. El portero ganó la partida y salvó a su equipo de una derrota difícilmente explicable.
Quizá faltó el gol de Villa. En los tres partidos anteriores, El Guaje había acribillado al Sporting, su equipo del alma, por mucho que no lo celebrase exteriormente. Y no fue porque no lo intentara. Fue el delantero valencianista quien más trabajo dio a Juan Pablo, pero no hubo manera. En la más clara, un remate en solitario en el área pequeña, Villa disparó al muñeco. Y bastante después, cuando el Valencia empezaba a desesperar, mandó el balón a la parte exterior del poste. Tuvo que ser otro asturiano el que reflejara mínimamente el asedio valencianista. Mata, burgalés de nacimiento, pero ovetense por antecedentes y convicción, tiene una motivación extra cada vez que pisa El Molinón. Es el blanco preferido de los ultras sportinguistas por su formación en el Oviedo. En los insultos a Mata hay tanto de rivalidad como de temor porque suele hacer grandes partidos contra el Sporting. El curso pasado, un gol suyo dio la victoria al Valencia muy al final. Ayer sirvió para restar dos puntos al Sporting.
Sporting 1 - Valencia 1
Sporting: Juan Pablo, Lora, Botía, Gregroy, Canella, Christian Portilla, Rivera, Carmelo (Kike Mateo m.71), De las Cuevas (Sastre m 74), Diego Castro (Lola m 87) y Bilic.
Valencia: César, Bruno (Domínguez m 64), Marchena, Dealbert, Mathieu, Albelda, Banega, Pablo Hernández (Miguel m 64), Silva, Mata (Joaquín m 83) y Villa.
Goles: 1-0, m.5: Diego Castro. 1-1, m.76: Mata.
Árbitro: Ramirez Domínguez. Mostró tarjeta amarilla a Albelda (m.50), Silva (m 57), Kike Mateo (m 74), Dealbert (m 90), Domínguez (m 90) y Botía (m 90).
Incidencias: Se guardó un minuto de silencio en memoria del ex futbolista y entrenador Luis Molowny. Alrededor de 22.000 espectadores en El Molinón.
El partido fue un vaivén emocional y futbolístico. Del primer minuto al 94 se jugó con una intensidad tremenda. El Sporting desató las hostilidades con un arranque a todo trapo, como si sus jugdadores se quisieran hacer perdonar el resbalón de la semana anterior en Almería, donde al equipo de Preciado perdió hasta el espíritu de lucha. Ayer lo tuvo a raudales. Gracias a eso y a la intervención de sus mejores peloteros (Carmelo, De las Cuevas y Diego Castro) en los primeros instantes el Valencia fue incapaz de salir de su campo. En siete minutos, Carmelo rozó el gol, Diego Castro consiguió uno magnífico y el árbitro anuló otro a De las Cuevas, que previamente había cargado a César en el área pequeña. La respuesta del Valencia fue inmediata, también a partir de la asociación de sus pequeños. Con Banega como origen de todo, Pablo, Silva, Mata y Villa empezaron a mover el balón con tanta velocidad y precisión que al Sporting no le quedó otro remedio que recular para proteger a Juan Pablo. El Valencia lo hacía todo bien salvo el remate final. Marchena cabeceó al poste con todo a favor y Juan Pablo se multiplicó para salvar los disparos de Villa, Mathieu, Pablo Hernández y, cerca del descanso, tapar una llegada en solitario de Mata. Todo siguió igual tras el descanso y, cuando parecía que había pasado lo peor para el Sporting, Banega volvió a encontrar el pasillo imposible para que Mata, esta vez sí, pusiera el empate.
Quedaba tiempo para todo, pero el partido acabó como había empezado, con el Sporting amenazando a César. Rivera robó el balón y, con la defensa valencianista desubicada, lo metió para la carrera de Bilic. El croata tuvo tiempo de pensar en la mejor forma de librar al portero. Quizá demasiado cuando un delantero lleva tanto tiempo sin marcar. César, imperturbable, se acostó a su izquierda. Se quedó con la pelota y el Valencia con el punto que había merecido sobradamente.
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