"No se me pasó nada por la cabeza"
El lateral provocó un penalti a siete minutos del final cuando el Valencia ganaba 1-0
Bruno Saltor (El Masnou, Barcelona, 1980) se formó en el Espanyol, equipo con el que debutó en Primera. Jugaba de interior. Y hasta de mediapunta. "Promediaba unos siete goles por temporada", recuerda. Con el tiempo encontró su sitio en el campo: el lateral derecho. Y a los 29 años, un hueco en uno de los equipos punteros de la Liga, gracias a la fe ciega que tiene en él quien fue su técnico ya en el Almería, Unai Emery. Su excelente travesía con el Valencia, que mañana recibe al Lille (21.05) en la Europa League, quedó empañada el sábado con un penalti innecesario contra el Mallorca (1-1).
Faltaban poco más de siete minutos de juego. El equipo trataba de amarrar el resultado. Y Bruno se lanzó con tal énfasis a despejar un balón que se abalanzó sobre Castro. Borja Valero convirtió la desafortunada irrupción del lateral en el gol de empate. Era el minuto 84. ¿Qué se le pasó por la cabeza? "Tal y como se sucedió la acción, se puede comprobar que no se me pasó nada por la cabeza. Fue un momento del juego de mucha intensidad. Me precipité y me equivoqué. Me da rabia porque no soy nada impulsivo", explica el jugador.
"Me da rabia el penalti contra el Mallorca porque no soy nada impulsivo"
El futbolista, que agradece el apoyo de sus compañeros ("por suerte estoy en un gran vestuario; todos le restaron importancia"), lamenta que se escaparan dos puntos por un fallo tan tonto. "Hicimos un muy buen partido, con muchas ocasiones de gol. En realidad, en los empates que hemos cosechado (cuatro en Liga y otros tres en Europa), siempre hemos estado más cerca de la victoria que del empate. Y jugando como jugamos el sábado, ganaremos nueve de diez partidos".
Bruno, uno de los jugadores más utilizados por el técnico, es el defensa del Valencia que más participa en las jugadas de ataque: "Igual retengo algo de cuando jugaba de interior. Me gusta. Tengo vocación ofensiva. Claro que ahora el equipo ha encontrado una dinámica y los laterales no subimos mucho, intentamos subir menos y mejor", explica. Además, ya no desentona si Emery lo coloca en la izquierda. "¡Qué remedio! Es una posición que nunca había probado antes. Se le dio mucho bombo cuando dije que no jugaba cómodo, pero lo dije de forma natural, no era un reproche. Era algo obvio".
Se define como un jugador humilde, de los que no hacen ruido y buscan dar el máximo rendimiento, como su compañero Dealbert. "Ángel (Dealbert) demuestra que jugadores que vienen de Segunda, como yo, que no hace tanto tiempo que estaba en Segunda, están capacitados para jugar en un buen equipo; con concentración y sacrificio se pueden hacer cosas en el fútbol. No todo son futbolistas mediáticos".
Deberán demostrarlo contra el Lille, sin Villa y Mathieu (sancionados), y sin Silva (lesionado). "No queda otra. Si no ganamos, estamos fuera. Para nosotros es una final y así la vamos a afrontar. Tenemos plantilla para llegar lejos en todas las competiciones". ¿Se ha especulado mucho en esta competición? "No, somos un grupo muy amplio y hay que gestionarlo. Hay muchos minutos durante la temporada". Pero, ¿es posible mantener la competitividad y la identidad con tantos cambios como ha impuesto el técnico en Europa? "Es complicado, lo sabemos. Pero estamos preparados; es necesario y bueno para el grupo. Todos los futbolistas merecen jugar".
Bruno dice que está cumpliendo un sueño: "Desde pequeño he querido jugar en un gran equipo. No hace tanto tiempo estaba viendo por la tele a jugadores con los que ahora estoy compartiendo vestuario y no he tenido ningún problema en decírselo: les he visto por la tele y he disfrutado viéndolos". Se confiesa un devorador de fútbol ("soy de ver cuatro partidos seguidos el sábado, y el domingo, otros cuatro. No me canso"), aunque no tiene vocación de entrenador. Y corrige a su hijo, que aún no ha cumplido los dos años, cuando pasan por delante de Mestalla: "Vivimos cerca del estadio y siempre que pasamos por allí señala el campo y dice 'gol de papá'; yo le digo Pol, gol de papá, no, patada de papá".
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