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Gemma Mengual: "Los jueces son muy conservadores"

La española, que gana la plata en el solo técnico, lamenta la pérdida del oro porla poca valoración que hicieron los árbitros del factor artístico de su ejercicio

En sintonía con la predilección del equipo español por la música negra, Gemma Mengual ha apostado por el soul. Ayer, en la final de solo técnico de sincronizada hizo los ejercicios acompañada por Otis Redding cantando 'Te he amado durante demasiado tiempo (como para dejar de hacerlo ahora)'. Su actuación fue fastuosa, pero, desde el punto de vista estrictamente técnico, no tuvo la exactitud de la rusa Natalia Ishchenko, campeona en los Mundiales de 2007 y campeona ayer también. Ishchenko ganó el oro gracias a al manejo geométrico de sus gestos y al talento físico que exhibió interpretando la música del 'Elixir d'Amore' de Donizetti, con voz de Pavarotti.

La rusa no tuvo la gracia de Gemma Mengual, y su ejercicio fue aparentemente más vulgar. Pero esta final premia la perfección técnica de nueve gestos arquetípicos de la natación sincronizada. Y los jueces valoraron que Ishckenko, en esto, es la reina. Le dieron 98.667 puntos, e incluso celebraron la impresión general de su ejercicio con más puntos que a la española. A Gemma Mengual le concedieron 97.833. La canadiense Marie Boudreau ganó el bronce con 96.000 puntos.

"Los jueces son muy conservadores", dijo Gemma, decepcionada con una plata que hace unos años la habría colmado de alegría. Es lo que tiene la ambición, y la excelencia que ha alcanzado el equipo español de sincronizada. "Hoy me sentí más segura que ayer", dijo la española. "Ayer en la previa parecía una juvenil. Mi puntuación ha mejorado pero tocar la medalla de oro habría sido extremadamente difícil. Es muy complicado cambiar los prejuicios de los jueces, que suelen favorecer la trayectoria. En esto, las nadadoras rusas tienen una ventaja psicológica por el respeto que infunden".

Al cabo de dos minutos y medio de esfuerzo en el umbral lactácido, cuando los músculos empiezan a paralizarse por la falta de oxígeno, el último elemento de la rutina técnica de solo se convierte en una trampa en donde se hunden muchas medallas de oro. Ahí se le perdió el campeonato a Gemma Mengual.

Al final de la prueba, el reglamento obliga a realizar un empuje seguido de un tirabuzón rápido de 360 grados. Las nadadoras, que están cabeza abajo en apnea, deben elevar sus piernas sacando la cintura fuera del agua y luego sumergirse en posición recta, haciendo girar el cuerpo como un trompo y sin hacer burbujas. La maniobra exige un gran esfuerzo explosivo con los brazos en un momento en el que el organismo atraviesa un déficit. Son los últimos segundos de la prueba, y son los más complicados. Gemma Mengual lo sufre especialmente porque su coreografía y su expresividad están cargadas de gestos enérgicos. Es una contorsionista que, entre una figura y la siguiente, realiza movimientos que contribuyen al desgaste físico. Estos esfuerzos, que el lunes, durante la sesión preliminar, le impidieron sostener la verticalidad del tirabuzón, ayer le pudieron costar el oro. La nadadora lo hizo mejor que el lunes, pero aun así su técnica no acabó de ser tan perfecta como la de la rusa. Hubo una pequeña oscilación. Apenas perceptible. Los jueces la juzgaron con severidad.

La nadadora Mengual en la piscina del Mundial de Natación
La nadadora Mengual en la piscina del Mundial de NataciónAFP

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