Qué lección del "viejo"
Tom Watson, líder en solitario, se ha citado con la historia a los 59 años
Miren la fotografía. Si usted es un viejo aficionado al golf, le recordará. Si no, busque su nombre en los libros de Historia. En cualquiera sobre los grandes de este deporte. Sí, es Tom Watson, el mismo, el ganador de cinco Opens Británicos, dos Masters y un US Open, el golfista que a los 59 años lidera en solitario el Open Británico a falta de la jornada final en Turnberry (sin rastro de los españoles para el podio). Una leyenda, la sabiduría en persona, que diría Jiménez. Un placer para la vista, que añadió Sergio García, rendido a los galones. Desde el tee del uno hasta el green del 18, el mismo juego consistente, imperturbable, sin los baches que se tragaron a Sergio, a Jiménez, a Harrington, la misma mueca, una sonrisa de oreja a oreja fallara o embocara. Es su vieja historia de amor con Turnberry, donde ganó en 1977 a Nicklaus la primera vez que se jugó el torneo en este campo, la segunda que este maestro de los links se llevaba a casa la jarra de plata. Después de la primera jornada, no pudo evitar acariciar cariñosamente el trofeo con el que espera reencontrarse. Por algo Watson habla del recorrido como si fuera una persona: lo llama Lady Turnberry.
Watson entró en el hoyo final, abrazado por las gradas, puesta la gente en pie, como si recibiera el Oscar a toda su carrera. Por la pantalla, un viaje al pasado, su imagen de hace 32 años con unos pantalones verdes chillones, el pelo rubio en melena redondeada. Sí, es el mismo jugador, debían de decirle los padres emocionados a sus hijos, quienes seguramente se preguntan quién es ese señor tan mayor. Antes de dar el último golpe del día, los ojos claros de Watson saltaron en lágrimas. Se acordó de Bruce, su antiguo caddie muerto hace pocos años. "Bruce está con nosotros", le dijo a su nuevo ayudante, Neil Oxman. Los dos empezaron a llorar.
El abuelo estadounidense se ha citado con la historia. Si mañana gana en Turnberry, empujado como estará por su querido campo, destrozará el récord de longevidad en un grande de Julius Boros, que ganó el Campeonato de la PGA en 1968 con 48 años y cuatro meses. "Es fantástico para el golf. Demuestra que a los 59 años se puede ser el primero en un major Nos ha puesto las pilas", admitió Gonzalo. Nadie lo esperaba porque nadie le veía como un rival. Si hasta el mismo Sergio, andando a su lado en la segunda ronda por la calle del hoyo ocho, le dijo: "Come on, old man" ("Vamos, viejo"). El castellonense, número cinco mundial, no sospechaba que iba a recibir una lección de golf en lugar de darla.
En el hoyo 14, ayer, Watson se acercó a la bandera andando con las manos entrelazadas tras la espalda, como si fuera un jubilado dando su caminata matutina. Pero no, estudiaba el green la caída de la bola. O más bien, recordaba las curvas, su tacto. Tenía un plan. "Me he sentido muy sereno, sí, esa es la palabra. No estaba nervioso, me he sentido muy bien", explicó Watson, "aunque ya tenéis que estar cansados de mí". El Open perdió el viernes a Tiger Woods, pero ayer recuperó para siempre a Tom Watson, otro TW, 26 años mayor.
La nueva vitalidad de Watson, como la resurrección de Greg Norman en el pasado Open, ha inspirado también a Seve Ballesteros, con quien el estadounidense peleó por el número uno a principios de los 80. Y el cántabro, viendo por televisión el torneo, cómo Watson manda todavía la bola a 270 metros, añora sentirse igualmente rejuvenecido, de nuevo protagonista sobre el campo. Y por eso asegura que él también quiere volver, que le esperen en Saint Andrews en 2010, allí donde ganó en 1984 el segundo de sus tres Opens. "Me estoy preparando a fondo para participar el año que viene en el Open Británico. Voy a intentarlo por el hecho de ser en Saint Andrews y por el cariño que me tienen allí. Ahora cada día me siento más fuerte y ya me estoy planteando para octubre salir en bici 20 o 30 kilómetros, como hacía antes", explicó hace unos días. Inglaterra, donde Seve se marchó, anhela su regreso. El de otro "viejo" que da lecciones.
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