Federer se desinfla y Nadal se crece

El tenista español Rafa Nadal jugará de nuevo la final de Masters 1000 de Roma tras doblegar en las semifinales al chileno Fernando González con un doble 6-3 en un partido más cómodo que los disputados anteriormente. Sin apenas oposición, el tenista balear empezó el partido por detrás de su adversario pero enseguida se repuso y tomó el control, desplegando un tenis que González apenas pudo competir.

Nadal sumó la victoria número 29 de manera consecutiva sobre tierra batida y además ante González dejó patente, una vez más, su enorme capacidad sobre la arcilla roja, incluso cuando no está tan fino. El balear cedió un servicio en blanco en la primera manga, pero eso no fue obstáculo porque sumó hasta tres saques al resto para doblegar al chileno González por 6-3. El sudamericano arriesgó con su enorme derecha, pero Nadal aplacó su fuerza con el tenis-control del que hace gala en ocasiones.

En el segundo set, Nadal encarriló el triunfo con un 3-0 de inicio. Luego ya no habría historia porque González no pudo poner en aprietos al español. El último reto para Nadal y su cuarto Masters de Roma será Djokovic, quien clamó ''venganza'' tras perder en Montecarlo después de que en aquella ocasión le hiciera un set a Nadal y tuviera opciones en el tercero y definitivo.

Por su parte, el serbio se ha ganado la oportunidad de defender este domingo su título en la final del Masters 1.000 de Roma tras sobreponerse a un mal comienzo y vencer al suizo Roger Federer en la semifinal por un 4-6, 6-3 y 6-3. El tenista balcánico perdió el primer set por una falta de concentración que lo sacó del partido, pero su juego volvió después de que la lluvia interrumpiera el partido al comienzo del segundo set. Djokovic se rehizo y dominó. Federer comenzó a menguar y la autoridad que había impuesto se resquebrajó hasta la derrota.

El serbio, número tres en el ranking de la ATP, comenzó el partido muy concentrado, jugando muy agresivo, tal y como anunció ayer tras dejar en la estacada al argentino Juan Martín del Potro. Federer ganaba los juegos en los que servía con solidez y no se dejaba amedrentar por los golpes ganadores un Djokovic que parecía dominar el partido en los primeros pasajes. Los juegos fueron pasando con un empate constante en el marcador hasta el 5-5. Entonces llegó el momento clave: Djokovic había levantado ya dos bolas de rotura de servicio, pero Federer se había vuelto a poner con ventaja. En el mismo instante en el que el serbio iba a conectar el saque alguien en la grada silbó. Djokovic se le quedó mirando un buen rato, y cuando se reanudó el juego fue para que Federer le rompiera el servicio y se metiera en el bolsillo el set con su saque. La mente del serbio ya no estaba en el Estadio Pietrangeli.

Federer volvió a romperle el servicio en el inicio del segundo set. Pero cuando ya parecía que tenía el partido encarrilado llegó la lluvia, que interrumpió la semifinal durante poco más de una hora. Todo ese tiempo en el vestuario sirvió para recomponer estrategias, y el número tres regresó con fuerza y ánimos. Rompió el saque del suizo, igualó a tres el marcador y se subió a la cresta de la ola. 3-6. Aunque Federer le rompió el saque al principio del set, el serbio le devolvió la rotura de servicio por partida doble y se embolsó el pasaporte para la final en una tercera manga muy rápida.