Luces y sombras en el desierto

Casey Stoner lleva cuatro meses ardiendo de rabia por dentro. Y lo más probable es que la suelte toda de golpe este domingo por la noche, en el circuito de Losail (Qatar), donde arranca el Mundial de MotoGP 2009.

El piloto australiano de Ducati se coronó campeón del mundo hace dos años, pero se vio indefenso la temporada pasada frente a Valentino Rossi, que recuperó el título dos años después de haberlo perdido. Si a algún descreído aún le quedaba alguna brizna de duda, el italiano volvió a exhibirse como el mejor motorista de la historia. Lo hizo ganando en todos los registros. En unos meses, fue capaz de subirse a una moto (Yamaha) que poco tiempo atrás no iba ni a tiros, y convertirla en un misil, en el aparato de referencia de la parrilla. Así es Rossi para suerte de unos, los aficionados moteros que lo veneran allí por donde circula, y para desgracia de otros, sus oponentes en la pista, que cada vez ven más peludo echarle el guante a pesar de haber cumplido ya los treinta. "Me divierto demasiado como para dejar de correr en moto", reconocía para su cumpleaños el ocho veces campeón del mundo. Según él mismo ha asegurado en varias ocasiones, "nunca me costó tanto ganar un título como el año pasado". Pues que se prepare Il Dottore, pues se prevé que este curso sea aún más movidito.

Stoner ha completado una pretemporada de libro, ha arrasado cada vez que se ha montado en la Ducati sacando partido de su habilidad natural para volar nada más salir a la pista. Sin embargo, hay ciertas dudas acerca de cómo afectará a su rendimiento la operación que se le practicó en la muñeca izquierda en navidades. En ninguno de los ensayos de invierno ha hecho una serie de más de ocho vueltas y eso levanta ciertas suspicacias, bien haya sido realmente por prescripción médica o simplemente a nivel estratégico, para despistar al personal. En cualquier caso, nadie duda -tampoco Rossi- de que Stoner cree tener una cuenta pendiente con el italiano y que espera comenzar a saldarla en Qatar.

También acudirá a la cita Dani Pedrosa, aunque lo haga sin estar del todo listo para meterse en una gresca de tal calibre como la que se avecina. Una vez más, el catalán comenzará cojo la temporada, sin poder doblar la rodilla izquierda todo lo que le gustaría, debido al injerto que se le practicó hace poco más de un mes como consecuencia de un cúmulo de despropósitos -una operación que se complicó y un par de caídas posteriores-. Si su estado físico es una de las principales dudas de cara al arranque del Mundial, lo mismo le ocurre a su moto. Con Ducati trabajando a todo tren para tratar de echarle el lazo a Yamaha, el potencial de la Honda no parece suficiente. Sobretodo por las pocas vueltas que ha dado su primer piloto durante la pretemporada.

En el lado opuesto a Pedrosa se encuentra su enemigo íntimo. Durante los test, Jorge Lorenzo apenas ha rodado por el suelo, y ha podido centrarse en tratar de entender la naturaleza de los neumáticos Bridgestone, que para este ejercicio serán los mismos para todos los pilotos de la categoría. Con la boca pequeña, hay quien afirma que Lorenzo ha captado muy rápido de qué va la cosa y que eso no reconforta demasiado a su compañero de equipo. Aunque sea por el rabillo del ojo, seguro que este fin de semana Rossi estará pendiente de lo que ocurre al otro lado del muro.

Simoncelli y Bautista marcan el paso en el dos y medio

Si Stoner sólo piensa en batir a Rossi, algo parecido le pasa a Álvaro Bautista con Marco Simoncelli en el dos y medio. Como todos los demás pilotos de la categoría, la metamorfosis del italiano también pilló a trasmano al talaverano. La trifulca que ambos tuvieron durante toda la temporada pasada tiene pinta de repetirse este año, a la espera de que aparezca algún outsider que lo alborote todo. Sin embargo, la fractura que el italiano del pelo al estilo afro se hizo la semana pasada haciendo motocross, ha hecho que llegue tocado, y lo más probable es que no se suba a la moto hasta el sábado.

En cuanto a las motos pequeñas, Julito Simón tiene su gran oportunidad una vez que vuelve a disputar el Mundial de 125cc con una moto oficial (la Aprilia del equipo Aspar).