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LIGA | REAL MADRID 3 - ALMERÍA 0

Goles contra bostezos

Con un aire cansino y perezoso, el Madrid despacha sin ningún brillo a un Almería entregado

Hay varios modos de golear, al menos para este Madrid. De forma arrolladora, como en San Mamés, o, incluso, tras un partido pelmazo, como ante el Almería. Esta vez, el equipo de Juande Ramos se regaló un partido almibarado, sedante y tedioso ante un adversario sin chicha. Tras un primer acto de pura cháchara, sólo alterado por el derechazo triunfador que se recuerda de Marcelo, al Madrid le bastó sacudirse algo de galbana para sentenciar al cuadro andaluz, que sin Negredo resultó ser muy poca cosa. Extraordinariamente regular a la hora de sumar puntos en la Liga doméstica, el fútbol del único aspirante a cazar al Barça sigue muy bacheado. El equipo engancha con su hinchada por su tenaz persecución; por juego no seduce siempre, ni mucho menos.

Real Madrid 3 - Almería 0

Real Madrid: Iker Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Cannavaro, Heinze (Miguel Torres, m.85); ''Lass'' Diarra (Gago, m.67), Marcelo, Sneijder, Robben; Raúl y Huntelaar.

UD Almería: Alves; Bruno, Acasiete, Pellerano, Mané; Juanito, Iriney (Nieto, m.85); Juanma Ortiz (José Ortiz, m.61), Piatti, Crusat; y Kalu Uche (Corona, m.68).

Goles: 1-0, m.23: Marcelo. 2-0, m.53: Huntelaar. 3-0, m.64: Huntelaar.

Árbitro: Mateu Lahoz (colegio valenciano). Mostró tarjetas amarillas a los locales Pepe, Raúl, Sergio Ramos, Heinze y Gago; y a los visitantes Bruno e Iriney.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima octava jornada de Primera División disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante unos 78.000 espectadores. Los jugadores de ambos equipos saltaron al terreno de juego con camisetas alusivas a la Campaña contra el Hambre que se desarrolló en todos los campos esta jornada.

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No habrá quien encuentre una excusa para rebobinar alguna vez el partido despachado por Real Madrid y Almería, un tostón, especialmente el primer tiempo, sólo discutido por un cabezazo de Uche que atrapó Casillas y el gol de Marcelo, que ha ganado foco como interior. Entre una y otra jugada, el partido tuvo una cadencia insoportable, lo que disgustó a la grada, predispuesta para una tarde taurina, soleada y, de forma excepcional, con fútbol de sobremesa en Chamartín. Al duelo le faltó pulso, por la levedad del Madrid y el poco hueso de su oponente. Ante un equipo remolón, sujetado por el orden de Lass, al Almería no le faltó posesión ni se vio inquieto. Se desplegó con algo más de aceleración que su paquidérmico rival, pero frenó en seco en la orilla de Casillas, huérfano de su goleador. No es fácil para un modesto relevar a un chico como Negredo, con 16 goles en la mochila. El Madrid no le quiso en sus filas y tampoco enfrente.

Del conjunto local apenas hubo noticias en alguna zona del campo. Robben dimitió durante todo el primer tramo, Raúl se despegó de Huntelaar para escoltar a Lass, al que Sneijder, en su posición preferida, dejó más aislado de la cuenta. El Madrid, con su aire cansino y perezoso, no hizo cosquillas a Diego Alves hasta que Marcelo sacó el mazo de forma inopinada. El brasileño soltó un latigazo desde fuera del área que su compatriota en la portería almeriense se encontró en los morros. Un acto de fe de Marcelo. Hace no muchos meses no se hubiera atrevido por temor a ser ridiculizado por una pierna de la que sólo se sabía que le sirve para mantener el equilibrio. Hoy, bajo la tutela de Juande y enhebrado como interior, sin mayor tajo defensivo, ha logrado el protagonismo que nunca tuvo desde que llegó a Chamartín.

A su nuevo vuelo se subió el Madrid para cerrar el resultado. Le había faltado de todo y no le había sobrado nada, pero encontró en Marcelo al único agitador de la jornada. Recién estrenado el segundo tiempo, el brasileño, crecido como está, se animó con un zurdazo sin apenas ángulo que escupió el larguero. Mantuvo su empeño, por una vez se animó Robben, y tras la primera comba del extremo holandés Alves hizo la parada del día. Fue a Marcelo, cómo no, y éste se vio obligado a felicitarle. El ex lateral cerró su repertorio y los únicos aplausos que se escucharon desde entonces en el Bernabéu fueron para Huntelaar y uno de sus más conspicuos predecesores como ariete madridista: Hugo Sánchez.

En Huntelaar el Madrid ha encontrado un filón. Rebotea goles con asombrosa facilidad. Tiene el gen del goleador: habita en el área rival y se vulgariza fuera de ese perímetro. A un paso del gol es capaz de todo, lo mismo volea con la zurda que la pelota le busca tras un rechace del meta contrario. Por ambas vías incrementó el delantero holandés hasta ocho su cuenta goleadora en la Liga. Un racimo excelente para un recién llegado. Su reputación como goleador le precedía.

De Marcelo a Huntelaar sólo hubo bostezos, puro barbecho. De la distensión nada sacó el Almería, al que siempre se adivinó vencido, como si la feria anterior con el Barça o la de ayer con el Madrid no le resultaran mundanas. Aburrida, la afición homenajeó a Hugo y despobló las gradas con tiempo suficiente como para echar un vistazo al líder a la espera de una resta de puntos. No fue así. El Madrid suma y suma, y a veces, más de las que cabría esperar, es plomizo. El Barça, recuperado, no sólo mantiene a su rival en el retrovisor, sino que cautiva casi siempre. En cualquier caso, la Liga tiene pulso.

Raúl felicita a Huntelaar por uno de sus dos goles.
Raúl felicita a Huntelaar por uno de sus dos goles.REUTERS
Vídeo: ELPAIS.com

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