El desquite de Eduardo
El futbolista del Arsenal, que estuvo al borde de la retirada por una brutal entrada de Taylor, vuelve a golear
Birmingham, 23 de febrero de 2008. El Arsenal de Arsène Wenger disputaba un partido de la Premier League frente al equipo local. Los londinenses, flamantes líderes de la liga inglesa, acudían a Saint Andrews en busca de un nuevo triunfo que certificase su dominio en el campeonato frente a los petrodólares del Chelsea y la solvencia del Manchester United. Abanderados del juego más preciosista de Europa e inspirados en la revolucionaria pizarra su entrenador, los gunners dominaban con autoridad los compases iniciales del encuentro cuando, de forma repentina, en apenas una milésimas, todo cambió.
Eduardo da Silva, la gran apuesta de Wenger para maquillar el vacío dejado por la salida de Thierry Henry en verano, no olvidará nunca aquella tarde. Transcurría el minuto tres de partido y el Arsenal buscaba con ahínco la portería del Birmingham. El futbolista croata, de origen brasileño, recibió el esférico, lo acomodó en su bota izquierda, alzó la vista y se perfiló para ganar metros y tomar ángulo de disparo. Sin apenas tiempo para reaccionar, Eduardo se topó con la rocosa figura de Martin Taylor, un zaguero de cuestionable reputación cercano a los noventa kilos, que proyectó su pierna derecha violentamente contra el tobillo del delantero.
La imagen del dolor
La grada de Birmingham se estremeció. El chasquido procedente de la fractura de la pierna de Eduardo dejó helados a los seguidores y a los futbolistas presentes en el terreno de juego. Flamini, por entonces volante del Arsenal, recriminó la brutal entrada a Taylor, que balbuceaba intentando ofrecer una explicación medianamente creíble para justificar su agresión. Eduardo quedó tendido sobre el campo, dolorido, con la tibia y el peroné fracturados y la pierna arqueada. La acción fue de tal gravedad que la televisión británica decidió no emitir las imágenes, que retrataban el tobillo de da Silva hecho trizas. Su carrera estaba en entredicho.
Desde aquel instante comenzó el calvario del jugador croata, que había aterrizado en Londres unos meses atrás como la gran esperanza del fútbol de su país de cara a la Eurocopa. La salvajada tan sólo le costó a una tarjeta roja a Taylor y tres partidos de suspensión. Wenger reaccionó con rotundidad. "La entrada fue horrible y este chico no debería volver a jugar nunca más", afirmaba el francés en la BBC. Mientras, su colega del Birmingham, Alex McLeish, se limitó a señalar que "estas acciones siempre parecen peor de lo que son a cámara lenta... . No es un jugador malicioso, simplemente Eduardo fue demasiado rápido para él".
La 'resurrección', un año después
El lunes, casi un año más tarde y después de interminables sesiones de recuperación, Eduardo recuperó la sonrisa. Volvió a sentirse futbolista. El croata se enfundó la camiseta de los gunners, se calzó las botas y saltó al césped del Emirates Stadium para jugar un partido de la Cup frente al Cardiff. da Silva no sólo participó en la victoria del Arsenal, sino que anotó dos goles que confirman su resurrección. Visiblemente emocionado, abandonó el terreno de juego en el minuto 67' en medio de una calurosa ovación de los supporters londinenses, que presenciaron el abrazo entre el futbolista y su preparador físico, Tony Colbert.
"Ha sido el mejor día de mi vida", relataba el jugador en la zona mixta, que también destacó que "fue muy especial marcar y por eso me vinieron las lágrimas". Ayer, la imagen de Eduardo festejando sus goles con su familia encabezaba las secciones deportivas de los grandes rotativos británicos. Uno de ellos, The Guardian, hablaba de un "emotivo regreso", mientras que The Times publicaba que "el retorno de Eduardo inspiró al Arsenal". Arsène Wenger, el gran valedor del futbolista, destacó tras el partido que "es un chico joven, pero tiene la fortaleza mental de una montaña". Lo dice Wenger, Eduardo ha vuelto. El fútbol le debía una segunda oportunidad.
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