El Sporting acude al rescate

El Sporting recuperó el disfraz de comienzo de temporada, el de colador, y acudió al rescate de Víctor Muñoz, que las está pasando canutas en el banquillo del Getafe. Tras cuatro derrotas consecutivas y algún conflicto interno, los nervios se habían instalado en el Getafe. El Sporting, mano de santo, dio todas las facilidades del mundo y rehabilitó incluso a Soldado, que firmó un hat-trick.

De buena se libró Sergio Sánchez, guardameta del Sporting y ex, entre otros equipos, del Getafe. El debutante Lafuente pudo comprobar muy pronto dónde se ha metido. Jorge, que desde que salvó a su equipo en la Copa va de error en error, intentó una cesión suicida casi desde el centro del campo, el portero estuvo indeciso y Soldado, que acababa de sustituir al lesionado Del Moral, no tuvo más que meter la puntera para encontrarse toda la puerta libre.

Apenas había pasado un minuto cuando Granero largó un derechazo desde la frontal del área, el balón rozó en la cabeza de Neru y se envenenó de tal forma que pareció un golazo. Un cuarto de hora y partido aparentemente resuelto. Con todo a favor, el Getafe se soltó de tal forma que aquello olía a escabechina. El fútbol volvía a fluir en un centro del campo muy superior al del Sporting.

El equipo de Preciado tiene muchos defectos, pero mantiene una gran virtud. No se rinde. Siguió luchando por cada balón y esperó a que conectasen sus dos jugadores más desequilibrantes, Carmelo y Barral, para devolver el interés al partido. Era el segundo minuto de descuento y, cosas del fútbol, las caras de los jugadores del Getafe camino de la caseta parecían las de la derrota.

El arranque del segundo tiempo confirmó que el fútbol es un estado de ánimo. El Getafe salió arrugado y el Sporting, pletórico. Hasta que, a los tres minutos, llegó la jugada de inflexión. Barral se plantó solo ante Jacobo, pero esta vez el portero ganó el duelo. El resto lo puso la defensa del Sporting, que dio todas las facilidades para una goleada que pudo ser aún más escandalosa.