Nadal está lanzado
El español vence a Haas por 6-4, 6-2 y 6-2 y se cruzará en octavos con Fernando González
Abran paso, que viene el expreso de las doce. Corran, que hay un tenista desatado. Rafael Nadal se ha clasificado para los octavos de final del Abierto de Australia tras vencer a Tommy Haas (6-4, 6-2 y 6-2) . Ha sido un ejercicio como para instalar el pesimismo en el resto del circuito, salvedad sea hecha de los grandes nombres: el español ha perdido su primer saque, y aún así se ha llevado la primera manga disponiendo de bola de break en todos los servicios de su rival. El número uno del mundo se enfrentará ahora al chileno Fernando González, que ya le eliminó del Abierto de Australia en 2007. Un tipo duro y con carácter: ha ganado al francés Richard Gasquet en un partido brutal, duro de veras, que durante más de una tensa hora ha buscado propietario en el alambre de un quinto set en el que no podía haber tie-break. Cuando el encuentro empezó, el sol australiano daba sus últimos coletazos. Ya era noche en Melbourne cuando González ha ganado (3-6, 3-6, 7-6 (10), 6-2 y 12-10, en más de cuatro horas)
Un poco después que González, Nadal ha entrado en la caseta, refugiándose del frío. Hubo de todo en su partido. Un ruidoso trío de españoles vestidos de torero, flamenca y palmero -"¡La toalla es de la gitana, Rafa!". Una barra argentina de cuatro gargantas volcada con el español. Y un aficionado alemán con una máscara que convertía su nariz en pene, al que la organización redujo cuando ya había salido en la televisión, y acompañó fuera del estadio. Por haber, en el partido ha habido hasta un jugador con varias pieles. Tommy Haas. Fue un tenista defensivo a ratos y ultradefensivo en ocasiones, un hombre de historial estimable que buscó sus opciones en la red, donde dejó algunas voleas de mérito y sucumbió ante el número uno, que tiene pólvora para que cualquiera pase un mal rato.
Llega lo serio, y el español está en un momento de forma desacostumbrado para estas alturas del año. Fino como un pincel, ajustado de golpes y ágil como una pantera, Nadal no corre, vuela. Contra Haas, siempre ha dependido de sí mismo. Incluso en los momentos en los que el alemán ha dominado con su juego de saque y carga, el número uno del mundo ha sido el que ha dictado el resultado de los peloteos con sus fallos y aciertos. Es una buena noticia: justo cuando la carretera se empina, ahora que llega González, Nadal necesitará utilizar todo lo que tenga en su mano. Llegan los octavos de final. Espera un tenista serio. Manodepiedra es su apodo. El Bombardero de la Reina, su sobrenombre.
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