Sin De la Peña, sólo a balón parado

Cinco veces chutó el Espanyol al Almería y los cinco disparos llegaron a balón parado. Lo justo para firmar las tablas con el Almería, que tiró doblemente de Uche ?recibió gritos racistas por parte de un sector de la afición? pero que especuló demasiado con el resultado y se dio de bruces con el empate, con un lanzamiento de falta de Pareja en el último suspiro. Se reactiva una pizca el Almería con Hugo Sánchez en el banquillo y no emerge el Espanyol, que no supera ni de lejos su dependencia del lesionado De la Peña.

O blanco o negro. Para Mané no hay grises. Si no está Lo pelat, el equipo se despliega sin un trescuartista. Una norma que condiciona al equipo; pasa del 4-2-3-1 al 4-4-2 con dos medios centros. O, lo que es lo mismo, se desprotege una medular poco fiable y menos solvente. Apuros y penurias que se evidencian con notoriedad en las dos fases del juego. El Almería se encontró con un partido agradecido de buenas a primeras. El tanto inicial de Uche le descargó de cualquier presión clasificatoria y le animó a jugar al estraperlo, a minar la moral del contrincante con todo tipo de artimañas. Muchas faltas técticas, mas toque en campo propio y en horizontal a la espera de una presión inexistente, y escasa cabeza levantada para atender a los sucesivos desmarques de Uche. Se entretuvo el Almería con el cronómetro y con el rival. Se dedicó a perder el tiempo cada vez que la pelota salía del terreno de juego. y debían ponerla en juego. Penalización que le salió cara porque Pareja igualó con el tiempo cumplido, porque el Espanyol se anuló a sí mismo desde el sistema y la carestía de balón controlado.

Sin De la Peña no hay Espanyol que valga. Aunque su aportación defensiva es tacaña, su presencia influye en el resto del equipo durante la fase de recuperación.Lo Pelat actúa como segunda línea de presión, como tapón y molestia para los medios centros adversarios, encargados de la construcción. El Almería tocó a su antojo en posiciones retrasadas, poco apremiado por la delantera y la nula presión de los medios blanquiazules, temerosos de perder su lugar y descompensar al equipo. Soriano e Iriney debieron de tocar más pelotas en un partido que en la mitad de la temporada consumada. No se esemeraron, en cualquier caso, en lanzar una asistencia a la carrera de Uche. Tampoco les hizo falta. Pero tampoco mejoró el Espanyol en ataque. Entre otras cosas, porque los delanteros no olieron el balón. Mané propone compensar la ausencia del último pase de De la Peña mediante la conducción, con los desdobles por la banda, o con alguna rotura desde atrás. No ocurrió nada de todo esto, por mucho que el técnico rectificara al inicio del segundo acto y sentara a Ángel por Román, un par de pasos más adelantado.

Como el balón no rodó, los dos equipos se encomendaron a las jugadas de estrategia. El Almería ejecutó las dos primeras faltas laterales con la misma intención; los hombres altos al primer palo -para arrastrar al rival o prolongar el centro- y los bajos al segundo. Uche remató en ambos casos desde atrás y en una marcó su golito. El otro lo consiguió tras aprovechar un pase de Crusat. El Espanyol contrarrestó también a balón parado, su único recurso. Tres faltas directas (dos de Luis García y otra de Nené) repelidas en la línea de gol; un saque de esquina que aprovechó Román tras un inicial remate de Jarque; y la falta que firmó Pareja para birlarle la victoria al contemplativo Almería. Poco juego, muchas faltas en el borde del área y empate que contenta por igual.