Un empate con sabor a gloria
El Recreativo, con un gol de Javi Guerrero en la prolongación, y el Valladolid eluden el descenso beneficiados por la derrota del Zaragoza
Mendilibar, en su primer año completo en la élite y con el presupuesto más escaso de Primera, cumplió el objetivo de mantener al cuadro de Pucela con un equipo al que todo el año le ha perseguido la maldición de conseguir mucho menos de lo que su fútbol le hacía merecer. El gol de Llorente, el único que ha marcado en las últimas jornadas, y la actuación portentosa de Asenjo resumieron los factores que le han dado la permanencia. El Recreativo lo tuvo peor: estuvo un rato en Segunda y se movió al ritmo que marcaban los goles de Mallorca y Santander, incapaz de desbordar a una defensa ordenada y a un portero insuperable.
El Valladolid, en ventaja sobre el resto de los aspirantes al infierno, anestesió el encuentro. Con el balón dormido en la zona menos peligrosa, huyó de cualquier riesgo, de cualquier alegría y se embarcó en un ejercicio de paciencia que no tenía otra razón que desgastar los nervios del Recreativo. Pero el ritmo del partido no se decidía en Huelva, sino en Mallorca o en Santander.
Así el gol del Mallorca al cuarto de hora de partido puso un punto de locura en el choque. El Recreativo se lanzó a rematar su permanencia y acosó el área del Valladolid con más músculo que otra cosa. Allí esperaba Asenjo, el portero que apareció cuando peor pintaban las cosas para su equipo y que ha sido uno de los sustentos de Mendilibar. Gerard lo intentó con un cabezazo a bocajarro y Sinama con la velocidad habitual. No hubo forma.
El Recreativo lo había intentado y decidió tomarse un respiro, volvió a dejarlo todo en manos de Borja y de Álvaro que con un abuso extremo de la tranquilidad terminaron de desquiciar a un rival en el que los errores comenzaban a aparecer. El hueco definitivo apareció en la banda derecha, donde Poli no acertaba a resolver la presión de Aguirre y Pedro López, que terminó por colocar un centro en la cabeza de Llorente que terminó en gol.
El empate del Zaragoza reavivó las intenciones del Recreativo, sobre el alambre. Zambrano añadió kilos y fuerza con Martin, al que lanzó un balonazo tras otro para escapar a su suerte. El Valladolid solo tenía que esmerarse en administrar su renta, su fuerza y los contragolpes. El segundo gol del Mallorca restauró la tranquilidad en el Recreativo, y la calma le devolvió a la impotencia con la que se había enfrentado a la portería rival durante todo el partido, y cuando alguien alcanzaba a rematar aparecía la manopla de Asenjo para sentenciar que el Valladolid estaba salvado, el Recreativo que tuvo que esperar a las derrotas de Mallorca y Osasuna para saber que había cumplido el objetivo. El empate del cuadro onubense, obra de Javi Guerrero en la prolongación, cerró hora y media de sufrimiento.
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