El Getafe se salva en Pucela
Valladolid se jugará la permanencia en Huelva
Cegado por la ansiedad, el Valladolid se metió anoche en un lío monumental. El mensaje de José Luis Mendilibar la víspera, la idea anticipada de que hasta le valía el empate, tuvo un efecto nefasto en el cuadro pucelano, al que sólo dos puntos separan del descenso. Una ventaja escasísima, y más cuando el conjunto castellano se jugará los garbanzos la última jornada en Huelva. Recreativo y Osasuna encarecieron la permanencia con sus triunfos y colocaron al Valladolid a un paso del patíbulo. Con Llorente dimitido, la escuadra blanquiazul claudicó ante un Getafe que confirmó su presencia en Primera por cuarta temporada consecutiva. Consciente de que le sobraba con arañar un punto, el grupo de Michael Laudrup, al revés de lo que acostumbra, no se complicó la vida. En vez de lanzarse desbocado al ataque, una apuesta noble que le encumbró en el imaginario colectivo y que a la vez le condenó contra el Bayern, se apaciguó a la espera de algún contragolpe.
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Y claro, el Valladolid se desesperó frente al Getafe más especulador del curso. La primera ocasión seria para los locales llegó nada más iniciarse el segundo tiempo, con un chut cruzado de Marcos que se fue directamente fuera. En la siguiente jugada Llorente probó a Abbondanzieri tras robarle el balón a Mario Cotelo. El apretón de los de Mendilibar, tras un cabezazo al palo de Aguirre, se quedó en un espejismo y subrayó las carencias del equipo con el presupuesto más bajo de la categoría, apenas 15 millones de euros. Tampoco es que el Getafe ande con los bolsillos llenos, pero sus gestores son unos manitas administrando los euros. Con una plantilla equilibrada, al club madrileño las bajas por una razón u otra no le tuercen el gesto. Y si no una prueba: Granero y De la Red, dos de sus figuras emergentes, ni siquiera entraron en la convocatoria por unas molestias musculares.
El Getafe controló como le vino en gana al Valladolid, que arrancó hiperactivo y terminó desquiciado. Tanto que se hartó de bombear un pelotazo tras otro a los dominios de Abbondanzieri, ya fuera en jugada o a balón parado. El portero argentino asumió el bombardeo con una tranquilidad absoluta; por algo el Valladolid no ha marcado en la campaña ni un sólo gol de estrategia. Una razón más por la que se deberá salvar en terreno hostil, en el Nuevo Colombino de Huelva. El Getafe ya se sabía salvado antes de la cita.
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