Derbi vasco en la final de la Supercopa de la ACB

El anfitrión, el Iurbentia Bilbao Basket, retrató a una pésima versión del AXA FC Barcelona y le derrotó, por 74-67, en la segunda semifinal de la Supercopa ACB, disputada en el Bizkaia Arena del BEC de Bilbao, y se enfrentará (19.30) al Tau Cerámica en la final del torneo inaugural del curso 2007-08.

Los pupilos de Txus Vidorreta afrontan un doble reto, el de ganar al vigente campeón, el Tau Cerámica, que suma ya dos títulos en cuatro años en este campeonato de nuevo cuño, y el de truncar la maldición del equipo que acoge la Supercopa, que nunca la ha ganado en los tres intentos precedentes.

Antes del sonrojo final, Dusko Ivanovic era todo un manojo de lamentos y gritos en la banda azulgrana. El Barça salió con una caraja de estrépito (20-6), acumuló balones perdidos, tiros al hierro (cero de cinco desde los 6,25 metros en el primer parcial) y se vio desarbolado por el Iurbentia, pura presión defensiva, extramotivado por su debú en el torneo y que bailaba al ritmo anotador de su base, el brasileño ex del Tau Marcelinho Huertas.

El equipo vasco le ha ganado el pulso en tres de las cuatro últimas veces en que ambos se enfrentaron. Y ello pese al vano intento de Lakovic (23 puntos).

El Madrid tiró el partido

El Tau ganó por un milímetro, apenas un detalle en plena pretemporada de los equipos, y, catapultado por el base argentino, Pablo Prigioni, con 20 puntos, podrá sumar mañana en la final el tercer título en las apenas cuatro ediciones que cumple este año la Supercopa ACB, mientras que el grupo de Joan Plaza se quedó, de nuevo, sin el trofeo que le falta pese al liderazgo encestador de Louis Bullock, con 27 tantos.

El Tau ya vive sin Luis Scola y eso es mucho para el vigente supercampeón. El pívot argentino, MVP del pasado curso -como también lo fue de 2005-06- , era el alma del Tau guerrero, defensivo, ofensivo, del equipo hecho para los campeonatos de una semana. A cambio Splitter tiene ahora como compañero en la ''pintura'' el músculo de Singleton y Will McDonald, americanos de toda la vida, menos académicos.

El Madrid afrontó la recta final con un pequeño colchón de seis puntos tras un triple (73-67) de Mumbrú, pero, entonces, incomprensiblemente, se desquició, como lo hizo Felipe Reyes que, con una falta técnica (su quinta personal) y una descalificante, echó por la borda (73-73) el trabajo de su equipo. El resto fue un pulso entre Prigioni y Bullock, favorable al primero, que anotó los tiros libres que sentenciaron (80-83) al Madrid. El equipo blanco pudo forzar la prórroga, no obstante, con un triple final errado de Tunceri.