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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Demasiado Sevilla

El Sevilla se proclama campeón de la Supercopa de España tras superar por 3-5 a un Real Madrid inferior al cuadro de Nervión

Nada pudo hacer el Real Madrid para evitar que el Sevilla sumase un nuevo título, el quinto en quince meses. Mucho trabajo le queda por hacer a Bernd Schuster para que el Real Madrid logre alcanzar el nivel de equipos como el que dirige Juande Ramos.

No había tanta desventaja, nada insuperable, nada que invitase al pesimismo entre los aficionados madridistas. Porque a pesar de la solidez y la buena racha del Sevilla y las carencias de un Madrid en construcción, el resultado del Sánchez Pizjuán no reflejó las diferencias entre uno y otro equipo (1-0) y el partido de vuelta en el Bernabéu resultaba muy esperanzador para los blancos.

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La remontada era posible. Aunque Guti no estuviera en el once titular, aunque Sneijder y Drenthe tuvieran que asumir demasiadas responsabilidades en su estreno en el Bernabéu, aunque la evidente falta de gol de este equipo en la pretemporada tuviese como única solución a un Van Nistelrooy recién salido de una lesión.

Pepe, animoso y valiente, lideró el proyecto de remontada de los blancos durante los primeros minutos con alguna arrancada desde atrás y un disparo lejano que atajó Palop. Era un mal síntoma, porque el balón no pasaba por el centro y Drenthe y Sneijder, encargados de llevar el timón en la medular, no tenían oportunidad de confeccionar ninguna jugada ofensiva que causase sorpresa o peligro cerca del área de Palop.

Enfrente estaban futbolistas como Daniel Alves, un portento, un profesional capaz de olvidarse durante noventa minutos de sus asuntos de futuro para dárselo todo al club que todavía le paga. Y Navas, Kanouté, Martí, Poulsen y Renato, que remachó a gol un balón muerto dentro del área pequeña tras una falta botada por Duda y un disparo en semifallo de Poulsen. Era la diferencia entre un equipo con patrón de juego y otro que aún lo está buscando.

Sin embargo, pese a la inseguridad del Madrid, siete minutos después del gol sevillista, Drenthe soltó un latigazo desde cuarenta metros que sorprendió a Palop y acabó, tras botar dos veces contra el larguero, a la espalda del portero de Nervión. Un gol bellísimo que devolvió la alegría a las gradas y la esperanza al banquillo de Schuster. Pero bien poco duro la celebración, porque el Sevilla volvió a dar un zarpazo enseguida con los mismos jugadores que fabricaron el primer gol; pase de Duda desde la izquierda y cabezazo inapelable de Renato.

El partido estaba emocionante, bonito, abierto, con un equipo por detrás del marcador que tenía que buscar sin remedio la victoria, y otro, que aún ganando, no renunciaba al ataque, que no se conformaba. Duda, pletórico, mandó una nueva rosca al área de Casillas desde el banderín de corner y Pepe, encima de Kanouté, despejó con la mano. Undiano Mallenco no tuvo dudas, señaló penalti y el de Malí no perdonó.

El tercero del Sevilla parecía demasiado castigo, un golpe muy duro, y ya se antojaba difícil y lejana la victoria, pero en una falta sacada por Sneijder voló Fabio Cannavaro sobre el área pequeña para mandar a la red el balón de un espléndido testarazo y apuntarse su primer gol oficial con la camiseta del Real Madrid. Tras cuarenta y cinco minutos frenéticos, cualquier cosa podría pasar en la segunda mitad.

Demasiado Sevilla para un Madrid en construcción

Necesitaba tres goles el Madrid para culminar la remontada y Schuster movió fichas. Dejó a Miguel Torres en la caseta, situó a Drenthe como lateral izquierdo y puso en juego a Guti en la zona de creación. Juande también, colocando a Keita en la medular y a Poulsen como central en detrimento de Mosquera.

El Sevilla se mostraba más conservador que en la primera mitad, aunque no perdía la ocasión de fabricar contraataques en cuanto Alves tenía espacio para correr por la derecha o Duda le ganaba la espalda a Ramos por la izquierda; la mayoría de las veces, hay que decir. El Madrid, con Guti al mando de las operaciones, estaba tardando demasiado en acorralar al Sevilla, en crear ocasiones de gol, y los minutos pasaban, y bien deprisa; no se contabilizó el primer disparo con intención al marco de Palop hasta bien pasados los diez minutos de la segunda mitad.

Sneijder estaba desaparecido, Raúl inédito, Van Nistelrooy falto de rodaje, de partidos, Ramos desbordado por Duda y Diarra lento, fallón y previsible. Sólo provocaba peligro el Madrid cuando el balón pasaba por los pies de Robinho, intermitente, pero sobrado de talento y calidad. Justo después de la acción más destacada de Raúl, un cabezazo a la escuadra que sacó de milagro un soberbio Palop, Saviola sustituyó al capitán.

Visto el magnífico repliegue sevillista y su excelente coordinación de líneas, apoyos y coberturas, al Madrid sólo le quedaba aferrarse a la épica, echarle coraje al asunto, buscar el gol al toque de corneta, vivir al borde del precipicio y encomendarse al milagro, algo que, conviene recordar, tan estupendos resultados le reportó al final de la pasada temporada liguera.

Acorralaba el Madrid al Sevilla cuando tan sólo restaban quince minutos para el final. Era un asedio construido sobre la fuerza y la garra de los jugadores, pero un ataque sin plan al fin y al cabo. Sólo a balón parado o mediante un rechace parecía poder el Madrid recortar distancias. Y así llegó el tercero; lanzamiento de falta de Guti y remate de cabeza de Sergio Ramos. 3-3.

Cuando más apretaba el Bernabéu, cuanto más metidos estaban los blancos en el partido, llego una internada de Alves por la derecha, un centro medido, el fallo de Casillas en la salida y gol de Freddy Kanouté, que sólo tuvo que empujar con suavidad a puerta vacía. Era el cuarto del Sevilla, apenas había tiempo para la remontada (Si para la expulsión de Pepe y un nuevo gol de Kanouté para completar su hat trick) y los de Nervión sumarían su quinto título grande en quince meses. Que gran equipo este que dirige Juande Ramos, demasiado para un Real Madrid al que todavía le queda mucho por mejorar.

Kanouté y Duda celebran uno de los goles del Sevilla
Kanouté y Duda celebran uno de los goles del SevillaREUTERS

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