El fin de semana más negro de Hamilton, paso a paso
El británico se baja por primera vez del podio desde que comenzó la temporada tras firmar un fin de semana sin suerte
Por primera vez en diez carreras, Lewis Hamilton sabe qué es ver la entrega de trofeos desde abajo. Con un noveno puesto en Nürburgring, el inglés ha recibido su primer varapalo deportivo después de un fin de semana 'negro' desde su llegada a la máxima categoría del automovilismo. Las buenas impresiones ofrecidas el viernes han ido diluyéndose a medida que transcurrían las jornadas, y el resultado de ayer confirma, tal y como se excusa el novato, "que algún día tenía que ocurrir".
"Era difícil para mí después del accidente de ayer porque he salido enseguida con un coche nuevo, con todo completamente nuevo y sin saber incluso los reglajes del coche. Era todo nuevo para mí, pero empujé. Nunca me rindo. Empujé hasta la última vuelta", declara Hamilton en The Guardian.
El viernes, la primera jornada de entrenamientos libres del viernes se abría con dominio británico. Hamilton imprimía un ritmo aplastante que sólo Kimi Raikkonen consiguió mejorar cuando restaban 10 minutos del final; también Fernando Alonso, casi sin tiempo de margen. Pese a los buenos tiempos de Alonso y Raikkonen, Hamilton tenía que pasar aún por la línea de meta, y lo hizo pulverizando todos los tiempos. Con un crono de 1m32.515s, Hamilton apartaba a sus más directos rivales del liderato.
Sin embargo, la aparente superioridad se quebraba con la segunda sesión de entrenamientos libres. Kimi Raikkonen daba cuenta del buen rendimiento de los Ferrari sobre el asfalto germano, mientras que Hamilton comenzaba a recibir sustos: Primero un trompo que le lanzó fuera del trazado; después, un desliz que le obligó a salirse de la trayectoria. Pese al segundo puesto, a 139 milésimas del finés, el inglés afirmaba haber "encontrado el equilibrio en el coche" y se confesaba "contento". Alonso, cuarto.
La jornada siguiente, el sábado, comenzaba como las demás. Hamilton se desenvolvía con facilidad sobre los rasantes de Nürburgring y todo auguraba una nueva pugna Ferrari-McLaren por la 'pole'. Pero la tercera tanda de calificación tenía reservado un drama para el rookie: Un problema en los neumáticos le lanzaba a más de 200km/h cuando trazaba la "s" de Schumacher, y el coche impactaba brutalmente contra las protecciones. El primer accidente serio desde su debut en la Fórmula Uno. Afortunadamente, fue otro susto, y los médicos afirmaron que podía correr.
Relegado a la décima plaza, la carrera comenzó bien para el británico, que conseguía remontar en la recta de salida. Esta vez la mala suerte llegó en forma de aguacero, y con la pista anegada llegó la catástrofe. Hamilton, a base de volantazos para controlar su monoplaza, no pudo evitar salirse de la pista y estrellarse de nuevo contra las protecciones. Esta vez sin riesgo. La carrera se detenía, y el británico, en vuelta perdida, tuvo que adelantar al coche de seguridad para no correr con un giro de menos, condenándose a la última posición.
Ahí no terminó todo. Cuando la pista comenzaba a secarse, el británico ordenó poner neumáticos de seco, y al regresar a la carrera los pequeños charcos y zonas húmedas fueron un auténtico calvario. Hamilton seguía dando bandazos. Aún así, su casta le permitió adelantar hasta la novena plaza. Destacada, pero inútil para puntuar. Al menos, quedaba sitio para las excusas: "Llegué completamente enfermo, tuve uno de los accidentes más grandes que he tenido, luego tuve un pinchazo, me fui a la grava, empezó a llover. Fue un buen fin de semana para aprender", concluye Hamilton.
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