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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Atlético logra el pase en la tanda de penaltis

Agüero clasifica a su equipo para los octavos de final de la Copa del Rey

Levante y Atlético de Madrid por fin se encontraban frente a frente, en el césped del Ciutat de Valencia, para discernir cual de los dos se plantaría en los octavos de final de la Copa del Rey. El encuentro había sido suspendido el 6 de noviembre, y el paso del tiempo ha causado más arrugas en el rostro del Levante, cuya situación en Liga no es tan airosa como lo era hace algo más de un mes. En aquel momento el Levante estaba a dos puntos en Liga de los colchoneros, y desde entonces sólo han sumado un punto. En cambio el Atlético ha ascendido puestos en la tabla, ahora mismo está a dos puntos de Champions y había cosechado una contundente victoria en este mismo estadio en ese tiempo. Aún así el Levante tenía aún un gol de ventaja.

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El Atlético, en los octavos de la Copa del Rey

Tanto López Caro como Aguirre habían dado a entender que este partido era algo así como a vida o muerte, la primera final del año. Las alineaciones de uno y otro no parecían decir lo mismo. La intensidad del juego en los primeros 30 minutos tampoco hacía pensar que los hombres que estaban sobre el campo se la estuvieran jugando. Lo del Levante se entendía, pero el Atlético volvía a parecer aquel equipo de principio de temporada al que no le salía casi nada. El único tiro a puerta de los primeros 30 minutos llegó a cargo de Riga, que estrelló el balón en el palo. Pudo ser la sentencia de muerte para los rojiblancos.

El Atlético no encontraba el camino. Su banda derecha no producía juego alguno. Seitaridis no se ofreció tanto como en los últimos partidos, y Valera simplemente estaba desaparecido. Jurado por la izquierda le ponía mucho más empeño, pero caía excesivamente en el individualismo. Pernía en su línea. Y Mista y Torres cada uno peleando por su cuenta. Quizás estuvieran reservando algo para la segunda parte. De nuevo llegó una clara ocasión para el local. Un remate de cabeza de Dehú se marcha unos centímetros por encima de la portería de Leo Franco.

A partir de ese momento el Atleti despertó un poco. Al menos se fajó en defensa y no hubo más sustos hasta el descanso. En ataque sólo Gabi pareció darse por enterado de que hoy no era un día para especular. Un tiro lejano obligó a emplearse a fondo a Cavallero, y su rechace, en fuera de juego, fue errado estrepitosamente por Mista.

En el último suspiro

La segunda parte comenzó con los mismos tintes. Aguirre dio entrada a Agüero, Luccin y Galletti, pero el juego del Atletico no ganaba en velocidad, y los balones llegaban en pésimas condiciones a la delantera. A partir del minuto 25 el área levantina se convirtió en un frontón, pero más por las reservas de los locales, que comenzaban a pensar más en el tiempo. Aún así una contra podía matar el encuentro y la eliminatoria en cualquier momento. A punto estuvo de hacerlo Carmelo. El Levante le perdonaba, por ahora, una de las siete vidas a los madrileños.

Torres y Agüero, y en menor medida Mista, se veían obligados a bajar demasiado para recibir el balón, y luego, pues eslalon. A través de este método estuvo a punto de conseguir Torres el ansiado gol, pero el balón se marchó fuera por centímetros. El Atlético era la viva imagen de la impotencia. Desdibujado, sin mordiente, sin ideas. Sólo un milagro podía cambiar la cosa. Y estuvo a punto de llegar, pero el último latigazo de Torres se estrelló contra el palo. El Levante ya ni pisaba el campo contrario. Se entregaba a su suerte.

Y cuando los rostros atléticos comenzaban a reflejar el desastre que se avecinaba, Agüero hizo una genialidad. El chaval hacía una jugada de esas de dibujos animados que decía Valdano cuando pensaba en Romario. La prórroga era ahora como un título para los colchoneros. El moribundo había encontrado la vida justo en el último aliento, pero aún había que estabilizarlo.

El Kun confirma el pase

Quitando los agobios sufridos para conseguir el ansiado gol, la prórroga a priori era más favorable a los visitantes. Al fin y al cabo el palo se lo había llevado el Levante, cuando ya se veía jugando los octavos en el Reino de Navarra. El Atlético tenía el balón, y aunque como en el resto del encuentro, no sabía que hacer con él, ya nadie estaba tranquilo visto lo visto. De cualquier modo en la primera parte de la prórroga las tres ocasiones que hubo fueron favorables al Levante, que nuevamente perdonó. La segunda parte de la prórroga fue un mero trámite. En ambos equipos reinaba la precaución, y la falta de fuerzas hizo el resto.

Los penales decidirían. Y más de uno recordaba a Leo Franco deteniendo dos penas máximas al Betis. El penalti decisivo estuvo a cargo de Agüero, el jugador que hizo posible llegar a esta situación era quien debía confirmar el pase. Y no falló. Agüero mantuvo al Atlético con sus siete vidas.

Torres lucha por el balón
Torres lucha por el balónSANTIAGO CARREGUI

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