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OSASUNA 4 - DEPORTIVO 1 | LIGA

Recital de goles para aplacar la crisis

Osasuna derrotó con contundencia al Deportivo liderado por un gran Soldado

Osasuna puso fin a una racha de siete jornadas sin ganar con un triunfo contundente, convincente y reparador frente a un inofensivo Depor al que ni siquiera el afortunado 2-1, obra de Juan Rodríguez, consiguió mudar su apocado talante.

Roberto Soldado, autor del primero y del tercer tanto, se erigió en la figura del partido merced a dos formidables rematesque dieron alas a su equipo. Los rojillos consiguieron en hora y media la mitad de los goles que habían marcado en las tres jornadas anteriores. Un respiro para los navarros... y otra decepción para los de A Coruña. Osasuna hizo valer sus urgencias para, ya desde un principio, someter a un Deportivo que justificó con creces su herrática trayectoria a domicilio.

El golazo de Soldado en los albores de la contienda operó de bálsamo en el seno de un conjunto que, tras dos meses sin vencer, empezaba a sentir el peso de la responsabilidad. No se había cumplido el minuto 5 y Osasuna, más compacto y decidido que en citas precedentes, caminaba ya en ventaja ante un adversario que distaba de ser el bloque aguerrido y directo que preconiza Caparrós. Así las cosas, con Osasuna dominando, trasladando con orden y sentido la pelota, el partido tomó una inercia tan acusada que ni siquiera la andanada de Riki al poste (m.11) consiguió sacar a los gallegos de su atasco.

La tutela de Patxi Puñal en la media, el trabajo de Milosevic en los aledaños del área y las apariciones de Soldado a la espalda de la zaga blanquiazul derivaron en una sucesión de ataques inconclusos que, tras una buena salida de Aouate a los pies del ex-merengue, Valdo cortó de cuajo con un testarazo demoledor. Era el 2-0, la constatación de una superioridad incontestable que, sin embargo, pronto tocaría a su fin. Ya fuera por el desgaste realizado, ya fuera por la relajación instaurada a partir del 2-0, lo cierto es que Osasuna bajó la guardia y rescató a un Deportivo agonizante, huérfano de casi todo.

La asomada inicial de Filipe, ya rozando la media hora, sirvió de anticipo a una atolondrada acción a balón parado que Juan Rodríguez, solo en boca de gol, resolvió a placer. El 2-1 alteró transitoriamente el reparto de la función, tal es así que, con un cuarto de hora aún por delante, el Depor todavía tendría opción a reivindicarse. Lo hizo de forma lacónica, sin demasiado poder de convicción, pero bastó una nueva indecisión defensiva para que, tras otro follón urdido a partir de un saque de banda, Josetxo probara de manera temeraria los reflejos de Ricardo.

Soldado borra las dudas

Los de Ziganda habían concedido el 2-1 y a punto estuvieron de regalar también el 2-2. En la reanudación, con Taborda como segundo punta, Verdú haciendo las veces de Sergio y Estoyanoff intentando mejorar las prestaciones de Barragán, el Deportivo trató de hacerse con las riendas de una disputa que los de Ziganda parecían dispuestos a manejar desde más atrás. Los gallegos se hicieron con el balón, pero, incapaces de progresar, chocaron una y otra vez contra la ordenada disposición de un once que volvió a tener en Soldado a su mejor argumento.

Ni el Deportivo inquietaba, ni Osasuna sufría. Todo apuntaba hacia un desenlace apretado o sujeto al azar hasta que, sin tiempo a que el envite se rompiese, Soldado tiró de casta, rebanó un esférico a Juan Rodríguez y largó un zapatazo que dejó helado a Aouate. 3-1 y, dada la decadente puesta en escena foránea, visto para sentencia. La media hora restante fue un dejarse llevar, una fiesta para una afición que cerró la velada festejando un cuarto gol, también de categoría, obra de Milosevic.

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