El Celta no aprovecha la expulsión de Zapater

El Zaragoza sacó un sufrido punto en su visita a Balaídos, al empatar (1-1) ante un Celta de Vigo que pese a jugar setenta minutos con superioridad numérica se mostró incapaz de darle la vuelta a un marcador que, rápidamente, se puso en contra del equipo local.

El Zaragoza sacó un sufrido punto en su visita a Balaídos, al empatar (1-1) ante un Celta de Vigo que pese a jugar setenta minutos con superioridad numérica se mostró incapaz de darle la vuelta a un marcador que, rápidamente, se puso en contra del equipo local.

La expulsión en las filas mañas de Alberto Zapater, a los trece minutos, por doble amarilla, condicionó un encuentro que acabaría recuperando la igualdad de fuerzas a trece del final, tras la expulsión del argentino Gustavo López. Antes de todo eso, el conjunto maño conseguía adelantarse en el marcador gracias al gol de Diego Milito en un nuevo error en el marcaje defensivo del Celta, principal mal de este equipo esta temporada. La jugada, un saque de esquina sacado en corto que llegó a los pies de Pablo Aimar para que éste, tras revolverse en el área chica la picase a la cabeza de Diego Milito, quien tras dos jornadas sin ver puerta ponía el 0-1 en el marcador y de paso el noveno en su cuenta particular.

La alegría mañana duró hasta que Rubinos Pérez, sustituido a la media hora por el cuarto árbitro Granda Barros por lesión, expulsó por doble amarilla a Zapater en el trece, dejando cojo al conjunto de Víctor Fernández. Un Víctor Fernández, por cierto, recibido entre aplausos por los aficionados, que no se olvidan de su paso por Vigo. También tímidos aplausos para el central Sergio Fernández, quien cambió de aires este verano y en cambio pitos para Juanfran, uno de los que abandonó el equipo vigués tras el descenso a Segunda hace tres temporadas.

El técnico del Zaragoza optó, entonces, por dar entrada a Movilla, retirar a Sergio García y dejar toda la responsabilidad en el ataque en las botas y el buen hacer de "Diegol". Con estas nuevas circunstancias, el partido se convirtió en un monólogo celeste, volcando todos sus efectivos y ganas en la meta defendida por César, mientras el conjunto aragonés dejaba la alegría de otros días precisamente para eso, para otros días. Encerrados atrás los maños se dedicaron a repeler el chaparrón de oportunidades viguesas, las mejores, una en las botas del argentino Diego Placente que cruzó en exceso la pelota para que esta se pasease en la línea de gol y otra del brasileño Fernando Baiano que en un disparo cómodo, envió el balón ligeramente por encima del larguero justo antes de que se llegase al descanso.

Con todo, la insistencia local alimentaba las esperanzas celtistas de una remontada en la segunda parte en la que Fernando Vázquez dio entrada a la garra de Gustavo López por un lesionado Placente. El acoso del Celta acabó por derribar el entramado defensivo aragonés en el 52, en un balón colgado por Angel que el uruguayo Fabián Canobbio remató en semifallo y que se le escapó a César de las manos, aprovechando Baiano para empujar la pelota al fondo de las mallas. Un gol que supuso un justo premio al trabajo de un Celta, que poco a poco iba cayendo en la desesperación, estado del que le sacó de inmediato el tanto del delantero brasileño. En los últimos minutos, ninguno de los dos equipos logró marcar.