El Barcelona se estanca

El Barcelona aterrizaba en Riazor consternado. La ausencia de Carles Puyol por la muerte de su progenitor y el fallecimiento de Sergi López -ex jugador blaugrana y hermano de Gerard- dejaron 'tocado' al equipo catalán. Un mal presagio que, sin embargo, debía servir de acicate para los hombres de Rijkaard.

El encuentro arrancó con mucha fuerza. Los once guerreros de Caparrós esperaban con ansia al Barcelona, que llegaba algo diezmado tras la dura contienda frente al Chelsea. La intensidad del duelo contra los londinenses dejó en el camino a algunos hombres como Xavi y Gudjohnsen. Rijkaard, que en la sesión del jueves mostró su faceta más dura, apostó por Iniesta y Saviola de entrada, además de la incorporación de Thuram para suplir al capitán.

Enfrente, Caparrós dispuso un once engalanado de bravura, juventud y dos productos de la cantera catalana, Cristian y Verdú. El cuerpo a cuerpo, el choque y las entradas a ras de suelo caracterizaron una primera mitad de corte varonil. El Barcelona tuvo que ponerse el mono de trabajo para frenar el ímpetu de gallego. Probó primero Riki en un disparo alto, y poco después, Verdú mediría la frialdad de Thuram en un bonito mano a mano que tendría su desenlace en los guantes de Valdés.

Desde ese momento, el Barça comenzó a trenzar buenas jugadas que casi siempre nacían de la fugaz inspiración de Ronaldinho. El brasileño, con más chispa que en otros encuentros, tuvo un feo gesto en una durísima entrada sobre Lopo. El primer indulto de Medina Cantalejo no tuvo continuidad un minuto más tarde, cuando señaló un dudoso penalti por un derribo de Juanma sobre Saviola. Ronaldinho transformó la pena máxima y señaló su brazalete en un claro homenaje a Puyol.

Antes de llegar al descanso, los azulgrana pudieron golpear de nuevo tras una buena combinación entre Saviola y Deco, pero el disparo del portugués rozó el poste derecho de la meta de Aouate.

El Depor tira de oficio

En la segunda parte, el Deportivo salió a por todas. De nuevo, recurrió a las armas habituales: oficio, presión y trabajo, impronta inequívoca del equipo de Caparrós. Avisó primero mediante un remate cruzado de Juanma, y poco después confirmó sus intenciones con dos lanzamientos de Riki y Sergio respectivamente.

El Barça tardó en reaccionar, más afanado en defender correctamente que en buscar la sentencia al partido. Y ya se sabe que quien perdona, paga. El rácano planteamiento de Rijkaard fue duramente castigado en el 70', cuando Edmilson trabó a Verdú en el disparo. Medina Cantalejo, equitativo, pitó el penalti. Valdés puso la incertidumbre al detener el disparo de Estoyanoff, pero no pudo hacer nada ante la réplica de Juan Rodríguez.

Desde es instante, el partido se puso loco. Iniesta hizo gala de su magistral conducción, mientras que el 'Depor' continuó con su particular operación de acoso y derribo. Perdonó Messi en la acción más clara para los visitantes y el Barcelona se dejaba dos valiosos puntos que mantienen las dudas en el entorno azulgrana.