El Madrid borra al Barça
El equipo de Capello, que repitió la alineación de Bucarest, fue muy superior a un decepcionate Barcelona
El Real Madrid, liderado por un genial Guti, venció por fútbol y actitud al Barcelona, que decepcionó en su presentación en el Bernabéu, que disfrutó como hacía tiempo que no lo hacía. El Madrid ganó algo más que un partido. Recuperó su autoestima y metió en problemas al rival.
Alguien dijo una vez que el fútbol es un estado de ánimo y el Real Madrid y el Barcelon son el mejor ejemplo. Hace una jornada el Madrid parecía un equipo roto, sumido en una profunda crisis y sin posibilidad de mejora. Ahora es el Barcelona el que camina metido en problemas, muchos de ellos creados por su entrenador, Frank Rijkaard, que no tuvo su día más afortunado. Los reproches que hace una semana recibía Capello irán ahora dirigidos a Rijkaard. Esto es el fútbol y en la próxima semana todo puede cambiar.
El inicio del Madrid fue arrollador y en el primer cuarto de hora efectuó una presión intensa y efectiva, combinó con sentido y se comió al Barcelona, que pareció asustado, fuera de sitio y, además, al poco de salir de los vestuarios se vio por debajo en el marcador. Sergio Ramos aprovechó la pasividad de sus marcadores para llegar con toda la tranquilidad del mundo hasta el borde del área y desde allí se sacó un centro tan perfecto como impropio de él y Raúl aprovechó el regalo para marcar de cabeza. Fue un aperitivo de lo que se le venía encima al Barça.
Apenas habían transcurrido dos minutos y el panorama no se le podía presentar mejor al Madrid y peor al Barcelona. Fabio Capello se atrevió a repetir la alineación con la que barrió en la Liga de Campeones al Steaua. Sergio Ramos volvió a aparecer por el lateral derecho, Helguera repitió en el centro de la defensa, Guti como mediocentro de verdad, Raúl volvió a situarse en la banda derecha y Robinho en la izquierda. Frank Rijkaard, que no estuvo muy acertado en la dirección táctica, insistió en su política de rotaciones y el equipo lo acusó de inicio. Ahí y en los cambios que efectuó en la segunda parte comenzó a perder el partido. Alineó en el centro del campo a Iniesta con Xavi y Deco, un trío capaz de crear un fútbol espectacular, pero que sufre sin el balón. Y como en el primer cuarto de hora no lo tuvo, lo pasó mal y fue incapaz de sujetar al Madrid. Tampoco lo pasó bien el Barcelona en defensa, donde echó de menos a Márquez, su mejor zaguero, que aporta, además de contundencia, una salida clara del balón.
Quien más rédito obtuvo de todo ello fue Robinho, que volvió a dejar claro que debe ser titular en este equipo creado para defenderse y al que no le basta sólo con las ideas de Guti. El brasileño es el mejor socio del 14, uno que entiende el fútbol como él, y si los dos están sobre el césped el Madrid sólo puede crecer. Parece que Capello ya se ha convencido de ello. De una gran jugada del brasileño, que dejó en evidencia a Zambrotta, el peor del Barcelona con diferencia, pudo nacer el segundo gol del Madrid, pero el remate posterior de Raúl se estrelló en el larguero.
Después de este susto despertó el Barcelona, que volvió a recuperar el sentido y liderado por un genial Messi, que tomó el relevo del desaparecido Ronaldinho, ausente y que parece una caricatura de sí mismo, pasó a controlar el choque. Obligado por el empuje de los azulgrana o porque en el fondo se siente cómodo esperando a su rival atrás, que al fin y al cabo es lo que le gusta a Capello, el Madrid replegó líneas y lo empezó a pasar mal.
Gudjohnsen reclamó un más que posible penalti de Sergio Ramos, que le empujó sutilmente por la espalda, poco después, cuando lo más fácil parecía batir a Casillas, el islandés malgastó de mala manera un pase de Messi después de una espectacular jugada del argentino, que dejó en evidencia a Cannavaro, lo que ya no es noticia, y Roberto Carlos, y el mismo Messi, solo, sin nadie que le marcara en el área pequeña, desperdició una clara ocasión y disparó alto. Ahí se acabó la fuerza en ataque del Barcelona, que se retiró a los vestuarios con la sensación de que podía haber hecho más daño al Madrid y cuando salió de ellos se encontró con el golpe de gracia que acabó con el encuentro.
Partido decidido
Un ataque del Barcelona acabó con los futbolistas del Real Madrid celebrando su segundo tanto después de un contragolpe perfecto. Guti abrió con inteligencia y precisión en la derecha a Robinho y éste le puso un balón perfecto a Van Nistelrooy, que remató de primeras para batir a un Víctor Valdés que salió a coger mariposas, como dicen en Italia.
El golpe fue demasiado duro para el Barcelona, que antes del descanso reclamó con justicia la segunda amarilla a Emerson por una falta a Messi, y el que más lo acusó fue Rijkaard, al que le dio un ataque de entrenador, de esos que no acostumbra a tener el holandés, que retiró a Deco para dar entrada a Giuly y retrasó a Messi al centro del campo. Quien más se benefició de ese cambio fue Guti, que pasó a reinar con una autoridad incontestable y dirigió con maestría y mano firme a un buen Madrid que acabó borrando a un descompuesto Barcelona. Fue un conjunto desconocido, decepcionante, roto, que concedió muchos metros en defensa y no inquietó en ataque. Una caricatura del equipo que no hace muchos meses maravillaba con su juego.
La diferencia que hubo entre los dos equipos en el segundo tiempo no se terminó trasladando al marcador, que reflejó un resultado benévolo, que no frenará las críticas a los azulgrana ni reprimirá los elogios al Madrid, que ganó algo más que un partido. Recuperó su autoestima y metió en problemas al rival.
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