San Fermín no es de Champions
Un gol de Cuéllar hizo a Osasuna soñar con la Liga de Campeones .-Se despertó con el empate de De Jong .- El consuelo, escaso: la UEFA
Osasuna marcó muy pronto (quizás demasiado) y el Hamburgo trabajó hasta igualar. La emocionante recta final se quedó en eso, en emocionante. Los rojillos se despiden sin perder. Decidió el valor doble del gol marcado fuera por el Hamburgo.
Osasuna: Ricardo; Javier Flaño, Cuéllar, Josetxo, Monreal; David López, Puñal, Raúl García, Delporte; Soldado y Milosevic |
Hamburgo: Kirchstein; Mahadavikia, Kompany o Demel, Reinhardt, Demel o Klingbeil; de Jong; Jarolim, Trochowski; van der Vaart; Lauth y Sanogo |
Arbitro: Massimo Busacca (Suiza) |
Estadio: Reyno de Navarra |
Hora: 20.45 |
Abrió pronto la lata Osasuna. Un cabezazo de Cuéllar a los seis minutos convirtió el Reyno de Navarra en un castillo medieval por las chanzas en el graderío. El muro alemán había durado un periquete. Y Osasuna, liderado por Raúl García y Puñal, ya estaba más cerca de la Champions. El gol cambió el partido. El Hamburgo, que es peor equipo que el de la brillante temporada pasada en la Bundesliga, tomó el mando con la complicidad del oponente, acorazado para mantener el cero a la italiana en el marcador.
Y ahí se vió que el Hamburgo tiene pocos recursos. Pases de Van der Vaart y apariciones de Sanogo, un portento físico. Atrás, además, los de Thomas Doll perdieron al tocado Kompany (12'). Conclusión: opciones por alto y a la contra para Osasuna.
Pero los minutos pasaban y el conjunto alemán no mordía. Sólo un par de cabezazos de Sanogo (16' y 29') y, eso sí, un regalo de Lauth (titular por el peruano Guerrero) a Ricardo, cuando todo apuntaba al empate que clasificaba el Hamburgo.
Osasuna también dispuso de sus momentos. Como en un disparo de Soldado (24') o en un 'casi' remate de Milosevic tras el pertinente cante del meta Kirchstein, que se comió en buena parte el tanto de Cuéllar.
En la segunda parte, la pelea, igual de fuerte que en el primer tiempo, no tuvo fin, con cada contendiente a un gol de su objetivo final. Osasuna, por el segundo, para cerrar la cuestión. El Hamburgo, por su gol de valor doble fuera de su campo.
El acoso germano fue insistente, pero sin talento en espera de Van der Vaart. Mucho balón colgado y dureza de Osasuna, que siempre luchó con el cuchillo entre los dientes como en la tarjeta a Puñal. Como si de piratas del Caribe se tratara, los rojillos lo tenían más que evidente: esconder el tesoro. Y, con la línea defensiva adelantada, achique de espacios para empequeñecer al Hamburgo. Con Webó, que entró por Soldado, lo que quiso Ziganda es darle velocidad a la contra. Porque el encuentro se puso así. Y, como no le da para otra cosa su fútbol escaso, el Hamburgo empató en acción a balón parado. Toque de Van der Vaar pechazo o incluso manaza en plancha de Benjamin y De Jong que la empujó. Funeral en Pamplona.
El escenario cambió radicalmente. Normal. Ahora empuje a por todas de Osasuna y metros para correr a favor de los alemanes. Puñal, con un disparo lejano, fue el que más acercó al milagro no cumplido de San Fermín hasta que en el descuento apareció Webó para estropear dos posibles goles. Cuando no puede ser no puede. Y, además, es imposible.
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