El Getafe regala tres puntos al Depor

Un error de bulto de Luis García, que quería despejar una falta facilona de Capdevila, pero se la envió al muslo y de ahí a la puntera de Víctor, soterró hasta nueva orden los aires de revuelta que se adivinaban en el Deportivo. Recién eliminado por el Espanyol de la Copa, sin posibilidad de conquistar título alguno en el año de su centenario, con 11 puntos cosechados en los 11 partidos precedentes en su errante camino por la Liga, el cuadro de Joaquín Caparrós se llevó de Getafe un premio excesivo al mérito exhibido. Por contra, el madrileño no termina de garantizar su permanencia en Primera y sigue sin batir su marca de dos triunfos consecutivos en la élite.

Si el Deportivo respiró tras una semana convulsa de nuevo, el Getafe volvió a evidenciar que su juego fluido y bonito, romántico en ocasiones, es un arma de doble filo. De poco le sirve, oleada va oleada viene, imponer su gusto por el fútbol ofensivo cuando su portería es un desastre. Lo evidenció el despeje calamitoso de Luis García, autor del pase de gol a Víctor. Por aquello de ser del barrio, el jugador del Depor no celebró tamaño regalo. Fue la única jugada de interés del conjunto gallego, que, por lo demás, aburrió a las ovejas que dio gusto.

Una vez más, tanto que ya parece un serial, Molina salvó de la quema a su gente. Hasta el acierto de Pachón, que remachó a placer, libre de marcaje en el área chica, un centro de Gavilán, sostuvo en el alambre al Deportivo. Primero salvó un remate de Alberto a bocajarro y luego respondió de la misma guisa a un testarazo de Paunovic y una media chilena también de Pachón. Por no mencionar su posible penalti al delantero de los Balcanes —muy lento, parecía que estaba redactando una carta en vez de un telegrama— cuando le encaraba con los aplausos de fondo de Héctor y Coloccini. Los centrales del Depor mostraron sus espaldas con una fórmula muy sencilla, la de los balones largos en diagonal. Los zagueros tenían tal empanada que cualquier ocasión superflua del Getafe olía a peligro.

Lo que es innegable es que los clubes de Caparrós sacan petróleo del vino si es preciso. La expulsión de Gavilán por doble tarjeta amarilla la aprovecharon en un visto y no visto. Con el Getafe acordándose del árbitro, Xisco cabeceó a placer un contragolpe perfecto del Depor.

El partido entró en una dinámica belicosa, con Pérez Lima mostrando tarjeas a doquier. El Depor se movía como pez en el agua mientras el Getafe apuraba sus opciones con remates que volaban al espacio o que lamían el palo. Aparte de Pachón, Redondo cruzó en exceso una asistencia niquelada de Paunovic. Vivar Dorado, el autor de la jugada, se exhibió en el primer tiempo con sus regates con la cintura, taconazos y una decena de pases al hueco. El que más se le parecía en la filas del Depor era Víctor. Aunque sólo fuera a base de pelotazos para que Arizmendi se ganara los garbanzos

Molina atajó otro cabezazo intencionado de Paunovic en la prolongación. Un resumen perfecto para un partido que el Getafe no supo ganar. En eso Caparrós es un artista.