El Betis coge aire a costa de un equipo hueco
Eran el típico partido y el clásico contrincante que el Betis lleva a contrapelo. Pero las circunstancias tornaron el choque en un lance pasional. Y por eso ganó el Betis. Y, además, ganó muy a su estilo: sacándole canas a sus forofos por no saber rematar el resultado ni rentabilizar la iniciativa en el juego. La Real le estorbó lo justo, todo hay que decirlo. El conjunto vasco pareció totalmente hueco, sin plan común ni objetivo claro. No estuvieron a la altura de lo que se jugaban que, para los blanquiazules, era la tranquilidad.
Decenas de aficionados acompañaron al autobús del equipo en su corto trayecto desde el hotel de concentración. Es cierto que en el Betis pasan cosas que a nadie más le pasan. Algunas son tan hermosas como esta. Además pareció espolear a los futbolistas, que salieron a por el partido. Se le notó, sobre todo, a Joaquín que colocó un centro en la olla y sufrió dos faltas sancionadas con amonestación en poco más de 20 minutos.
La Real se rompía en dos constantemente. Daba la falsa sensación de atacar con muchos efectivos, cuando lo que sucedía era que defendía en inferioridad. Sus argumentos pasaban por el pase largo, a balón parado o no, desde los tres cuartos. Así llegó su primera oportunidad de marcar. Xabi Prieto se coló hasta la frontal con un regate delicioso, centró al hueco Skoubo chutó duro y por bajo y Contreras se sacó un paradón. También ganó el portero bético en una jugada similar a 20 minutos del final. Skoubo hizo poco más.
El Betis tenía la pelota pero no lograba profundizar. El gol llegó en un pase de Joaquín a Tardelli que se deshizo de su marcador con un regate de fantasía y se la dejó franca a Dani que machacó.
En la segunda mitad, la Real empujó más gracias a la entrada de Gabi y Stevanovic tras el descanso. Pero su argumento seguía siendo el pase lejano en diagonal. El Betis perdió mando —jugó el jueves 120 minutos en Holanda y llevan 15 partidos más que los blanquiazules— y lo único bueno de la Real lo ponía Xabi Prieto. El partido se hizo muy predecible, con más fallos que aciertos en las acciones de unos y otros. Sin embargo, hubo ocasiones y, con el paso de los minutos, bastante emoción. Riesgo evitó un par de goles a disparos de Dani, pero acabó regalando el segundo para el Betis, que redondeó un partido interpretado con demasiada emoción por unos y con una distancia sorprendente por los otros.
