El Barça gana en Udine (0-2) para suerte del Werder Bremen
De forma deportiva, el Barça se quitó de enmedio de las cábalas y derrumbó con un soplido al Udinese para suerte del Werder Bremen. La victoria azulgrana relega a los italianos a la Copa de la UEFA y permite a los alemanes acceder a la Liga de Campeones. En una noche tediosa y de frío glaciar, los barcelonistas resolvieron en los últimos minutos un partido que el Udinese quería cerrar ya en el descanso, consciente de que el empate le servía para clasificarse.
Los azulgrana, con una alineación plagada de jugadores reservas, jugaron a medio gas y sin apenas pisar el acelerador. No necesitaron mucho más para ganar, con dos goles de Ezquerro e Iniesta, casi al final del partido. El Udinese y los 38.000 espectadores se quedaron con un palmo de narices porque les valía el empate para alcanzar por primera vez en su historia los octavos de final de la Champions. El Barça sólo se jugaba el prestigio, seguir con su racha victoriosa —ayer sumó el décimo triunfo consecutivo— y el premio económico. Quizá pueda entenderse que no se tomara el partido como si fuera el de su vida. Lo que se entiende menos es que el Udinese apenas chutara una vez puerta. Una de dos: o no daba más de sí o se excedió especulando con el empate. Al final pagaron cara su tacañería. No les valió de nada las carreras finales. Jonquera, el portero suplente del Barça, que estrenaba titularidad, tuvo un debut que ni soñado.
Con las bajas de Xavi, Motta y Van Bommel, Ten Cate hizo ahorrillos con vistas al partido del domingo ante el Sevilla. Tiró el Barça de un centro del campo con músculo pero no necesitó gran cosa más porque el Udinese presentó una resistencia menor de la esperaba. El partido rozó el sopor porque se jugó a trompicones. El Barça vivió tan pancho y resolvió en el último tramo cuando Iniesta salió a escena y activó a Ezquerro. A falta de Eto'o, Ronaldinho y Messi, Ezquerro y Larsson no pararon hasta alcanzar la portería contraria.
Los italianos no pasaron ni siquiera de medio campo y, cuando lo intentaron, se encontraron con un frontón. Muy solvente defensivamente (ha encajado tres goles en 10 partidos), al Barcelona le alcanzó con aprovechar las últimas ocasiones de gol para ganar el partido y poner a salvo su deportividad.
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