El Celta se aúpa al liderato
Baiano y Oubiña anotaron los tantos gallegos y Maresca el del equipo sevillano
El Celta sumó tres puntos de oro ante el Sevilla (2-1), cosechados íntegramente en una brillante primera mitad, que le conceden el liderato en solitario de la primera división. El Sevilla, al que le faltó acierto rematador, acabó haciendo méritos para haber arrancado un punto de Balaídos.
Porque en la primera mitad sólo existió un equipo sobre el césped de Balaídos. Y ése fue el Celta, dueño y señor del balón y los espacios. Desde el tempranero golazo de Baiano con la espuela nada más comenzar, pasando por el no menos espectacular de Oubiña, hasta llegar al mismísimo pitido emitido por el silbato de Iturralde González.
Los de Fernando Vázquez, bien es verdad que sin hacer numerosas ocasiones de gol, fueron un equipo brillante que apabulló al Sevilla de Juande Ramos durante toda la primera mitad. El Celta encaraba con aire desenfadado el liderato, haciendo gala de juego al primer toque, osadía y cambio de ritmo. Minutos en los que los visitantes no veían el balón, por lo que ni siquiera podían tratar de darse un respiro o tranquilizar el encuentro. Baiano, convertido en una mezcla entre la potencia y robustez de un Panzer y la ligereza y la filigrana de una vespa, jugaba a sus anchas junto a Oubiña y Silva, que dieron su mejor cara.
Y aunque los disparos contra Palop no fueron excesivos el Celta pudo haberse ido a la ducha con mayor ventaja aún si Silva hubiera rematado algo más cruzado después de realizar una brillante jugada, con pared incluida, con un incansable Placente. Todo parecía de cara. Incluso el único descuido del lateral zurdo, que realizó un infantil penalti en una internada de Alves, acabó bien para los celestes. Porque Pinto adivinó la intención de Luis Fabiano desde los once metros.
Cambio de actitud y falta de gol
Juande Ramos apostó por Saviola y Kanouté -sustitutos de Renato y Adriano respectivamente- para afrontar la remontada. Poco más tarde quemó las naves con la salida del canterazo Kepa, que relevó a un desafortunado Luis Fabiano. Y el duelo cambió por completo.
El Sevilla salió crecido y en apenas dos minutos, en los que Saviola disparó desviado y Kanouté realizó una buena internada por la derecha, hizo más que en los primeros cuarenta y cinco. Un nuevo desatino defensivo propició el gol sevillista. Contreras no midió su velocidad en el cruce sobre Kanouté y el colegiado señaló el penalti. Esta vez lanzó y marcó Maresca, pese a la gran estirada de Pinto.
Tras el gol el dominio sevillista se hizo aún más evidente, algo suavizado tras la entrada del veterano Gustavo López. Pese a los kilómetros recorridos en el primer tiempo los del Nervión parecían más enteros físicamente. Una mera cuestión de estado anímico. Sin embargo, las ocasiones se sucedían en ambas porterías, pues al empuje sevillano y su poderío aéreo respondía el Celta con peligrosas contras. Kepa, con un potente cabezazo al segundo poste, pudo concretar el sueño del empate, de la misma manera que Gustavo López y Fernando Baiano pudieron haber sentenciado el partido antes de su conclusión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.