Una ceremonia de agua y fuego abre los décimos campeonatos mundiales de natación en Barcelona

El agua traída de todos los continentes y mares por los representantes de 164 países ha servido para inaugurar esta noche en el Palau Sant Jordi de Barcelona los décimos Mundiales de Natación que se prolongarán en esta ciudad hasta el 27 de julio.

Bajo la presidencia de la Infanta Cristina y con un espectáculo en el que el agua ha representado la unión, la tolerancia y la paz entre las diferentes culturas han comenzado en la Ciudad Condal unos mundiales que, de momento, ya han batido el récord de países en competición.

El grupo Els Comediants, al igual que en los Juegos Olímpicos de 1992, en Barcelona, y la productora Focus han sido los encargados, con 40 artistas y figurantes y 500 voluntarios, de dar vida al espectáculo que ha llenado de luz, música y color el Palau Sant Jordi, cuyas gradas han completado sus 12.000 localidades.

La ceremonia inaugural ha constado de tres partes y ha durado una hora y media aproximadamente. La primera ha consistido en una sucesión de poemas visuales dedicados al agua como fuente de vida y energía. En ella ha aparecido una gran esfera transparente sobre el agua de la piscina y con la actriz de Els Comediants Meritxell Esparrach dentro, simbolizando una gota de agua. Mientras, la música y la danza han rodeado el escenario del Sant Jordi, con un momento con un marcado acento mediterráneo y barcelonés.

Tras este inicio ha comenzado el bloque institucional y con él, el desfile de los abanderados de cada país. El portador de la bandera, el portero de waterpolo Jesús Rollán en el caso de España iba acompañado de un voluntario que portaba en un recipiente agua de su país.

"Una sola agua, un único mundo"

El punto estelar de la ceremonia ha llegado cuando los voluntarios han vertido el agua en la piscina, simbolizando "la unificación de las culturas, una sola agua, un único mundo". En lo alto de esta instalación, que fue señera en los Juegos Olímpicos de 1992, ya ondeaban las banderas de Barcelona, Cataluña y España. A continuación han tenido lugar los juramentos y los discursos del alcalde de Barcelona, Joan Clos; el presidente de la Federación Española, Rafael Blanco; y el presidente de la FINA, Mustapha Larfaoui.

Para los juramentos se ha elegido a dos nadadores catalanes, Gemma Mengual, especialista en sincronizada, y el máximo representante español en aguas abiertas, David Meca, mientras que por parte de los jueces el juramento ha corrido a cargo del árbitro de waterpolo Joaquín Fernández.

Por último han aparecido dentro de la piscina varios nadadores siguiendo a un gran barco de papel. Los nadadores llevaban sobre sus cabezas a su vez pequeños barquitos, réplicas del grande.

En esa parte del espectáculo se han descolgado varios trapecistas desde el techo del Palau hasta entrar levemente en el agua y, posteriormente, varias atletas se han lanzado al agua con el símbolo de los Mundiales formando una coreografía propia de la natación sincronizada.

Mientras en uno de los extremos de la piscina ha aparecido el fuego, junto al agua, elemento de vida, en el otro extremo han emergido tres columnas representando a la Grecia clásica, y en cada una de ellas sendos nadadores.

Acto seguido, voluntarios con cubos de agua y trajes brillantes se han unido al fuego, el líquido elemento de nuevo, y los espectadores han empezado a agitar unos abanicos entregados por la organización, simbolizando de nuevo la unión de los pueblos y las culturas mientras caía confeti. Ha sido el final del principio de unos Mundiales, que ya han comenzado.